«De los 10 mayores propietarios de inmuebles en Castellana no veo a ninguno con problemas financieros», resume de forma clara Ismael Clemente, una de las cabezas visibles del sector inmobiliario español y consejero delegado de la Socimi del Ibex-35 Merlin Properties. El directivo cree que el sector inmobiliario no debería estar excesivamente preocupado por la hipotética entrada en recesión de España y que el mayor problema lo va a tener el sector público, que va aumentar su gasto corriente, los intereses de la deuda y los costes de defensa.

A pesar de desmarcarse, Clemente sí reconoce una correlación: «Nuestro sector está íntimamente ligado a la economía, pero funciona con un decalaje razonable. Si hubiese destrucción neta de empleo caería la ocupación de oficinas, si hubiese menos capacidad adquisitiva por parte de familias cae el consumo en centros comerciales o si hubiese menos actividad industrial cae la logística; pero son cosas relativamente razonables».

Por su parte, Mikel Echavarren, consejero delegado de la consultora inmobiliaria Colliers y una de las figuras que más operaciones ha intermediado en los últimos años, también mantiene un cauto optimismo: «En 2008, el mercado era totalmente residencial y la parte terciaria eran oficinas y centros comerciales. Ahora hay una diversificación de sectores que no existía entonces porque no existía la actividad logística, el sector hotelero estaba fuera del mercado de inversión institucional, no tenías un mercado de data centers, no había inmobiliario de residencias de estudiantes y de mayores o no se había el desarrollado el build to rent. En 12 años el mercado ha evolucionado extraordinariamente. Aún así, la situación es mucho más compleja ahora que hace un año, pero que la vida sigue y hay que ser más analítico y tener mayor prudencia».

En la teoría, con la subida de los tipos de interés y de los bonos soberanos, la prima de rentabilidad exigida a los activos inmobiliarios crece y con ello baja su valoración. «Nosotros en junio, cuando hemos hecho la retasación de activos, nos hemos encontrado con la sorpresa de que, a pesar de que se ha expandido la tasa de capitalización y el volumen de rentas a descontar, ha aumentado el valor de los activos de forma pequeña. El inmobiliario funciona muy bien con tipos bajos e inflación baja, pero también funciona muy bien con tipos altos e inflación alta; que se lo pregunten a un brasileño o a un argentino», apunta el CEO de Merlin Properties.