Cuando se dispara una táser, saltan dos electrodos con forma de arpón. Los dardos se clavan en el sospechoso, mientras el cable conductor los mantiene conectados al dispositivo que empuña el policía, y se genera la descarga eléctrica, que continúa mientras el agente sigue apretando el gatillo: dura cinco segundos, concreta el inspector Alemán.

El responsable del Servicio de Armamento y Tiro de la Policía Local de Murcia recibe a La Opinión en las dependencias del cuerpo, emplazadas en el barrio del Infante, a la vez que miembros del Grupo Especial de Seguridad Ciudadana, cada uno con su táser correspondiente, se dirigen a trabajar a un operativo en un barrio del municipio. 

Detalle del arpón, junto a un boli para medir su tamaño, que dispara una táser de la Policía Local de Murcia. Juan Carlos Caval

Alejandro Alemán, táser descargada en mano, desgrana que «el dispositivo está hecho en un material polimero, de alta visibilidad» y posee «el mismo formato que una pistola». 

La táser, de color amarillo, «lleva una batería y un software en el que se registra toda la actividad del dispositivo», concreta el inspector, mientras muestra que en el arma «se insertan dos cartuchos: uno de corta distancia y uno de larga, hasta doce metros».

"Se podría llegar a usar también si alguien pone en riesgo su vida, como alguien lesionándose con un cuchillo"

El sistema cuenta con «unas cápsulas de gas» que «cuando se activan, proyectan unas ondas, que salen proyectadas hasta alcanzar a la persona». La descarga en sí «lleva a la incapacitación del sujeto durante cinco segundos», tiempo en el cual los policías presentes en la escena tienen que «controlar, inmovilizar y detener» al sospechoso.

Alejandro Alemán detalla que «el arpón se clavaría en la ropa o en la piel», aunque siempre «la herida es superficial». «No es un arma letal», sentencia.

Si, por ejemplo, el objetivo lleva un abrigo grueso y el arpón no se le llega a clavar, el policía procedería a «una reactivación, si fuese necesaria».

Siempre graba lo que está diciendo el agente y cuál es la provocación del sospechoso

La táser «también lleva una linterna y dos puntos láser» y en todo momento el agente que la maneja «está viendo dónde va», en qué lugar está apuntando.

El inspector Alemán asevera que un dispositivo así «se podría llegar a utilizar en supuestos en los que el sujeto está poniendo en riesgo su propia vida, como alguien que se está lesionando con un cuchillo». En una circunstancia así, «nunca se va a usar un arma de fuego», hace hincapié, pero sí una táser. 

Para mayor seguridad y garantía, el propio dispositivo «siempre graba, con audio, lo que está diciendo el policía y cuál es la provocación» del sospechoso, revela el inspector, a lo que añade que «el registro de actividad del dispositivo y la cámara van al juzgado».

Mejor disparar al torso

En cuanto a la persona que ha recibido la descarga, «va a recibir siempre asistencia sanitaria, aunque no tenga lesiones», asegura Alemán, que apostilla que «el riesgo en la corriente eléctrica es el amperaje, no el voltaje». A este respecto, con las armas de Murcia «0,012 amperios en lo que se aplica en cada descarga».

Antes de disparar, los agentes desenfundan y han de «hacer arcos de advertencia». «Los policías entrenan cada mes con esto», afirma Alemán, que comenta que «a la cabeza y a los genitales no se debe disparar».

El inspector de Alejandro Alemán, durante la entrevista sobre las táser. Juan Carlos Caval

«Si coges grupos musculares grandes, el bloqueo es total», expone el instructor, que considera que «mejor disparar al torso». Si, por ejemplo, el arpón alcanza a un brazo, «podría haber solo una incapacitación parcial», lo que implica que el sospechoso puede revolverse y continuar atacando.