A pocos metros de uno de los mayores desastres medioambientales de España la vida consigue germinar en unos acuarios. Sobre la bahía enterrada en estériles mineros de Portmán, una nave guarda en su interior la esperanza para recuperar algunas de las especies marinas más amenazadas del Mar Menor y del mar Mediterráneo. Esta pedanía de La Unión acogerá de forma provisional las primeras tareas de producción de las praderas de fanerógamas que han tapizado los fondos de la laguna salada (y ahora menos), así como los emblemas de este ecosistema maltratado: el caballito de mar y la nacra.

En cuatro grandes acuarios, y de pequeños sacos con sustrato marino, brotan y crecen lentamente las primeras hojas de posidonia oceánica bajo la atenta mirada de sus cuidadores. Un centímetro por año, "o como mucho cinco, pero todo depende de las condiciones externas, como la temperatura del agua", manifiesta una de los técnicos de Tragsa, que controla el estado de estas fanerógamas. Este centro en el municipio minero servirá de lanzadera para dar comienzo a las investigaciones en la recuperación de plantas marinas, moluscos o incluso peces que se han visto amenazados por la mano del hombre tanto en la laguna como en toda la costa mediterránea.

Águilas será el destino final de todos estos estudios y también de los ejemplares que se analicen. El nuevo centro nacional de producción de especies marinas que proyecta el Ministerio para la Transición Ecológica en el municipio costero se hará cargo de las plantaciones experimentales dentro del marco de actuaciones estatales para la recuperación del Mar Menor. Mientras se construye el nuevo edificio, Portmán acogerá en una nave cedida por la Demarcación de Costas estas labores de producción.

En esa instalación ubicada en la bahía se llevarán a cabo tareas de ampliación y mejora de las mismas, ya que "está aprobada una encomienda de gestión con un presupuesto de 2 millones de euros", destacan fuentes del Ministerio. El objetivo de esta reforma es poder ampliar las áreas de investigación, inicialmente dedicadas a la posidonia oceánica, de la que ya están germinando las semillas recogidas en esta campaña en sustratos que pueden ser implantados posteriormente en el mar. Este centro también estudiará otras plantas que sí tienen presencia en la laguna (la posidonia está en el Mediterráneo) como las praderas de cymodocea, la ruppia o la zostera marina. El recinto contará con 25 acuarios donde se analizará la resistencia de las plantas a diferentes condiciones ambientales: salinidad, temperatura, concentración de nutrientes en el agua...

"La tasa de supervivencia de estas plantas está siendo muy buena, supera el 90%", apuntan los profesionales del centro provisional, "la germinación de las semillas está dando buenos resultados". De los pequeños sacos donde se plantan bajo el agua la posidonia ya se observan hasta las raíces. "Estudiaremos también los tipos de fijación al fondo marino para luego poder llevarlo al mar", y entre ellos se analiza el uso de la cera como posible sujeción.

En el recinto exterior, los investigadores trabajan con más ejemplares de posidonia en una balsa con capacidad para 10.000 litros de agua. Se dividen por lotes, diferenciados por la fecha en la que fueron recogidas las semillas en el medio natural y su ubicación: las últimas en abril y mayo de este año.

Cultivos experimentales de posidonia en una de las balsas exteriores. LOYOLA PÉREZ DE VILLEGAS

Cesar el daño al medio natural

Al lado, otra balsa acogerá la experimentación con la cymodocea, otra de las plantas predominantes en el Mar Menor junto con la caulerpa, una especie invasora que ha ganado mucho espacio en el humedal tras la apertura del canal del Estacio y las crisis ecológicas.

Mientras se estudia el nivel de regeneración de estas plantas, los técnicos del Ministerio hablan de "posibilidades infinitas" a la hora de poder llevar estos resultados al medio natural. Sin embargo, hay un condicionante. "Si no se frenan los impactos que sufre el Mar Menor o el Mediterráneo, de nada serviría una repoblación de estas especies". Aquello que sea perjudicial "no ayuda a la conservación de la especie". Más allá de espacios marinos contaminados por nitratos agrarios, otras de las amenazas a las que se enfrentan estas plantas marinas en la costa mediterránea son los impactos de emisarios marinos, diques o espigones repartidos por el litoral.

El nuevo centro nacional previsto en Águilas estará operativo en junio de 2024

Con la construcción en Águilas del centro nacional para la recuperación de especies marinas amenazadas en el Mar Menor y mar Mediterráneo, la Región de Murcia se consolida como una de las comunidades con más centros de investigación dedicados a los ecosistemas marinos.

Las futuras instalaciones de Águilas acompañarán a la sede del Instituto Español de Oceanografía en San Pedro del Pinatar, así como a los laboratorios universitarios que dedican esfuerzos al estudio de la acuacultura y el medio natural marino. El Ayuntamiento de Águilas ya ha cedido la parcela municipal donde se ubicará el centro al Ministerio para la Transición Ecológica. Estará localizado en los terrenos del plan parcial Las Lomas II y ocuparán una superficie de 6.900 metros cuadrados.

El Ministerio espera que esté en funcionamiento en 20 meses, es decir, para junio de 2024. Las instalaciones, que albergarán grandes balsas o piscinas donde se plantarán las praderas marinas, tendrá una toma de agua conectada a la desaladora de Águilas y otra al mar. Desde la Oficina Técnica del Mar Menor en Murcia se está impulsando este proyecto que a día de hoy está pendiente de tramitar la encomienda para la construcción de las instalaciones en la parcela cedida por el Consistorio, con un presupuesto para la redacción del proyecto, ejecución de la obra y dos años de funcionamiento que asciende a 13 millones de euros.

"El objetivo de esta actuación es la producción de especies marinas destinadas a proyectos de restauración y, específicamente, las del Mar Menor que puedan ser implantadas una vez que se mejoren las condiciones del hábitat de la laguna", detallan fuentes del Ministerio.

Águilas acogerá así líneas punteras de investigación como la producción de especies de fanerógamas marinas mediante cultivo de semillas o embriogénesis somática o cultivo in vitro (en fase experimental). La plantilla del centro estará compuesta inicialmente de nueve investigadores, entre los que estarán científicos de varias universidades que también dedicarán sus investigaciones a otras especies del Mar Menor: cymodocea nodosa y zostera, nacra o caballito de mar.

Posidonia ocaenica, en uno de los acuarios. LOYOLA PEREZ DE VILLEGAS

La intención del nuevo edificio de investigación, señalan dichas fuentes, es la de abrirse a colaboraciones con otros organismos públicos y privados que desarrollen proyectos de conservación de especies marinas y que deseen utilizar las instalaciones. En un principio, con este centro colaborarán el IEO, el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA) y el Acuario de la Universidad de Murcia. El centro estatal estará gestionado por la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, con la colaboración de la Dirección General de la Costa y el Mar.

Tres especies amenazadas

POSIDONIA OCEÁNICA

El impacto del cambio climático y el aumento de la temperatura del mar es uno de los impactos que puede reducir en los próximos años y décadas las praderas de posidonia oceánica en el Mediterráneo. Esta planta marina tiene un programa de seguimiento en las costas regionales liderado por el Instituto Español de Oceanografía y financiado por la Comunidad. Esta planta marina no tiene presencia en la laguna debido a la alta salinidad del agua, que impide su desarrollo, pero es predominante en las costas del mar Mayor, por ejemplo, donde hasta la degradación del Mar Menor ha afectado a estas praderas. Los investigadores han comenzado sus estudios por esta especie.

CABALLITO DE MAR

De millones de ejemplares ha pasado a unos pocos miles de ellos. El caballito de mar es el animal emblema del Mar Menor y en los últimos años se han impulsado planes para la recuperación de la especie y su control y monitorización en la laguna. La anoxia de 2019 acabó con muchos de ellos. Es una especie que reside en aguas poco profundas y que aprovecha la vegetación del fondo marino para protegerse de sus depredadores. Su escasa capacidad de movimiento los hace vulnerables. En los últimos años se ha intentado que se catalogue a este animal marino como en peligro de extinción dentro del Catálogo Español de Especies Silvestres Amenazadas de España.

NACRA

El Mar Menor se ha caracterizado por albergar varias colonias de nacras, un molusco de gran tamaño que entró a la laguna tras los ensanches de las golas que conectan con el Mediterráneo. Esta especie ha sufrido una alta tasa de mortalidad en este litoral español por culpa de un parásito que diezmado las poblaciones. La elevada salinidad de la laguna murciana ha evitado que los ejemplares se vieron infectados. Este bivalvo endémico del Mediterráneo puede llegar a superar el metro de longitud y tener una longevidad de 20 años. Pese a todo, la contaminación y degradación de la laguna también ha matado a muchos de estos ejemplares. Ahora, se trata de recuperar la especie con la cría de larvas en cautividad.