Si hay una joya de la corona en la acuicultura murciana, sin duda se trata del atún rojo. España se ha convertido en un referente internacional en la acuicultura de esta especie, tanto por volumen de producción -primer puesto en la Unión Europa-, como por la calidad del pescado. La Región de Murcia es donde más se produce este alimento, en concreto, en el municipio de Cartagena, que se ha posicionado como la capital mundial de este túnido.

Cartagena es la capital mundial del atún rojo gracias a las empresas murcianas que trabajan en los viveros situados en mar abierto

Los viveros de esta localidad están en mar abierto, por lo que las condiciones en las que viven estos animales son las mismas que los ejemplares salvajes, pero mucho más controladas. “Son espacios lo suficientemente grandes como para garantizar que los animales se encuentren en perfecto estado en su medio natural”, explican fuentes de empresas murcianas del sector. Tras ser capturados vivos mediante la técnica del cerco, que garantiza que no sufran ningún daño, los atunes permanecen entre 3 y 14 meses en los viveros. “En ese tiempo reciben una alimentación natural basada en caballa, arenque y sardina, hasta recuperar su nivel de grasa corporal idóneo”, explican nuestras fuentes. Con ello recuperan el peso perdido tras completar su ciclo de reproducción posterior a su viaje desde el Atlántico hasta el Mediterráneo.

De Cartagena a Japón, pasando por los mercados

Si analizamos los datos, nos encontramos con que Cartagena produjo entre mayo de 2021 y marzo de 2022 un total de 6.300 toneladas de este pescado en los viveros de El Gorguel y San Pedro del Pinatar. Desde estas dos granjas marinas, el atún rojo se distribuye a más de 40 países, entre los que destaca Estados Unidos, China, Corea y, sobre todo, Japón, amante por excelencia de este alimento. No en vano, recibe el 70% de los envíos.

¿Y por qué este éxito del atún que sale de Cartagena? Las empresas de la Región lo tienen claro. “Se ofrece una trazabilidad completa, desde el momento de la captura hasta que el producto llega al consumidor final, y a través de una adecuada alimentación de la especie. También está la exigente cadena de frío, que empieza en el despesque y se mantiene hasta el punto final de venta, para preservar la seguridad alimentaria y la calidad óptima del producto en los distintos mercados”, nos explican fuentes de empresas murcianas del sector” y añaden “La acuicultura garantiza el suministro de productos de manera sostenible, evitando el agotamiento de los recursos marinos”.

La acuicultura española es la mejor opción para ofrecer alimentos de calidad sin forzar los ecosistemas silvestres en mares y ríos

Lo cierto es que la producción de atún rojo se desarrolla desde hace 50 años en la Región, lo que ha hecho de ella un sector estratégico para su economía y una importante generadora de trabajo. Durante la campaña 2021 (cuyos datos van de mayo de 2021 a marzo de 2022), facturó 98 millones de euros y benefició a más de 1.500 hogares, así como a diversas empresas económicas auxiliares, complementarias o de exportación. “Constituye un yacimiento de empleo muy importante en nuestro entorno socioeconómico, que sirve de apoyo a la generación de empleo joven y una alternativa para profesionales que han tenido que abandonar la pesca extractiva”, explican desde las empresas murcianas del sector.

Como clave del éxito está la recuperación de la población salvaje de atún rojo en el Mediterráneo y Atlántico norte. Con ello es remarcable el aumento del consumo de atún rojo (Thunnus thynnus) por parte de la población y la puesta en marcha de nuevas formas de producción como la acuicultura, a la par son seguras y responsables con el medio ambiente. En este sentido, la acuicultura se ha convertido en una actividad estratégica que no ha dejado de ganar relevancia en los últimos años, aportando más de la mitad de la producción mundial del pescado que consumimos.

El futuro de la alimentación segura y saludable

Sin conformarse con los buenos resultados, la acuicultura española mantiene una firme apuesta por la sostenibilidad, la investigación y las últimas tecnologías, que en el futuro serán clave para apuntalar los tres ejes en los que se basa esta actividad: el cuidado de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y el bienestar animal. Pero veamos exactamente dónde podemos apreciar los efectos del I+D.

Una de las principales claves de la acuicultura es que permite mantener el control absoluto sobre cada ejemplar. Esto se logra gracias a que las instalaciones están totalmente adaptadas para mantener las características biológicas de los atunes. Además, los últimos avances que ya aplica el sector, conllevan un seguimiento de todo el recorrido de la especie cultivada, desde que se pesca hasta que llega al consumidor final. Los profesionales que se encargan de realizar estas tareas son expertos en numerosas áreas y su labor es fundamental para que cada proceso se realice de forma correcta, garantizando que el producto se comercialice posteriormente con los más elevados estándares de calidad.

Los tres ejes de presente y futuro para la acuicultura son el cuidado de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y el bienestar animal

También hay líneas pioneras. En los últimos años se han desarrollado diversos proyectos de investigación que buscan conocer mejor el entorno marino para hacer de la acuicultura una actividad más comprometida y sostenible si cabe. En concreto, son estudios orientados a mejorar la alimentación de los peces, su bienestar, la eficiencia de las instalaciones y el cultivo de nuevas especies.

Entre las iniciativas más destacadas, llevadas a cabo en la Región de Murcia, se encuentra un trabajo sobre el cierre del ciclo biológico de crianza del atún rojo en cautividad, que contó con el protagonismo del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Supuso la obtención de puestas de huevos viables a partir de reproductores que habían nacido en cautividad, y además hasta llegar a ejemplares en edad de maduración. Otros ejemplos que ponen de manifiesto el compromiso del sector con el I+D son las boyas oceanográficas que permiten monitorizar el estado del mar y de los viveros a tiempo real, o la creación de una biblioteca genética para identificar los individuos de atún rojo.

Con todo, se pretende asegurar que en el futuro sigamos alimentándonos de pescado, no solo de túnidos, pero siempre con altos estándares de calidad y a un precio accesible a toda la población. El informe sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura (SOFIA), una de las publicaciones principales de la FAO, respalda precisamente que la acuicultura es un modelo de producción respetuoso y sostenible, además de imprescindible para alimentar a generaciones futuras.