Las mujeres siempre han sido modelos de inspiración, desde las Venus creadas por los hombres de las cavernas, las musas de los artistas de la época moderna o las modelos conocidas como «pin-ups» para los soldados ya entrado el siglo XX. Sin embargo, todos esos modelos tenían algo en común, estaban orientados a inspirar al hombre. Hubo que esperar a Simone de Beauvoir o las sufragistas para que fueran las mujeres quienes inspiraran a otras mujeres a verse reconocidas en el arte y en la conquista de sus propios derechos. El final del siglo XX y el comienzo del XXI es el momento para que las mujeres reclamen su puesto en la industria y, dentro de esta, en los puestos de dirección. Ese es el ejemplo de las mujeres murcianas que protagonizaron la primera de las dos mesas redondas del evento. Todas las participantes relataron cómo había sido su camino al éxito y, pese a que algunas confesaron encontrarlo casi de casualidad, todas coincidieron en que en ningún caso había sido un camino de rosas. Ester Cerdán, cofundadora y directora creativa de Firma Laura Bernal, recordó que cada viaje de su infancia con sus padres le había acercado a amar las telas y el diseño a través de los colores, las texturas, los materiales... Un camino en el que en la universidad se vería enriquecido gracias a la carrera de Derecho y Administración y Dirección de Empresas y que sólo se despejó para la empresaria cuando ejerciendo en un despacho de abogados vio claramente que su camino era hacer prendas que empoderaran a la mujer a reclamar su sitio en espacios conquistados por hombres.

Las experiencias internacionales también marcaron a Carmen Trueba, arquitecta y diseñadora del estudio Vontrueba. En su caso, fue el trabajo en Londres y unas láminas las que le indicaron el camino a seguir. Una de esos caminos era el digital, el otro trabajar por su cuenta. «Me contestaron de estudios conocidos mundialmente como el de Norman Foster, pero no conseguí avanzar en el proceso de selección. Lo que en ese momento vi como un fracaso, hoy lo considero un triunfo, trabajo para mí y hago los proyectos como yo quiero», explicó la apasionada del interiorismo.

Mucho más dispar resultó ser la trayectoria de Mª Purificación (Puri) Al-lal Baeza, que llegado el momento tuvo que dejar el oboe para convertirse en teniente de navío de la Armada en Cartagena. Sus tareas de apoyo le complican en muchas ocasiones la dura tarea de la conciliación, «tenemos la peor parte de los funcionarios y la peor parte de los militares», pero reconoce que, finalmente, se las apaña.

«En representación de todas las científicas murcianas», así se presentó Ana Belén Pérez Oliva, líder de grupo en el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB). La científica destacó que se trata de un campo con carreras muy duras y que hay que reconocer el trabajo de las mujeres que llegan a estos puestos. En su caso, la experiencia internacional también marcó un antes y un después, «Después del doctorado me fui a Escocia, el viajar te abre la mente y a superar las dificultades que te hacen crecer como persona», pero reconoce que siempre quiso desarrollar su carrera en su país «para devolverle a España todo lo que había invertido en mi formación».