San Pedro del Pinatar es una localidad conocida en toda España como municipio turístico. Situado entre el Mar Menor y el Mediterráneo, este destino es famoso por su tradición pesquera, sus lodos curativos y sus salinas y arenales. No en vano cuenta con la zona húmeda más importante de la Región con más de 850 hectáreas. Pero además del turismo, buena parte de los 26.000 habitantes del municipio basan su economía en la acuicultura, que no es más (ni menos) que el cultivo de pescado para consumo humano.

Aurelio Ortega, jefe de Acuicultura del Instituto Español de Oceanografía. acuicultura de españa

De hecho, en San Pedro del Pinatar se ubican varias instalaciones acuícolas de donde sale buena parte de la producción regional de lubina, de la que Murcia es líder nacional, dorada y atún rojo. Según Aurelio Ortega, jefe de Acuicultura del Instituto Español de Oceanografía (IEO), la Región ha sido «entre 2017 y 2019 el principal motor de la piscicultura marina en España, produciendo cerca de 15.000 toneladas al año». «Esta producción se estructura en tres polígonos acuícolas, y el más importante de ellos, concentrando más del 50% de la producción, se encuentra en San Pedro del Pinatar», asegura.

Según explica Ortega, las instalaciones se ubican «a unas cuatro millas de la costa». «Mientras que la dorada y la lubina son especies cultivadas íntegramente con técnicas de acuicultura, partiendo de individuos nacidos en cautividad, el cultivo de atún rojo se basa en capturar individuos silvestres adultos y engrasarlos durante unos 3 y 6 meses», explica Ortega. En años anteriores también se ha cultivado corvina, y en la actualidad se están llevando a cabo cultivos experimentales de lecha, «especie que concita gran interés de cara a un futuro cercano», según Ortega.

«También se investiga acerca de la reproducción en cautividad de atún rojo, y el IEO posee la única instalación capaz de albergar reproductores de dicha especie, constituyéndose dicha instalación como la única ICTS (Infraestructura Científico Técnica Singular) de la Región», comenta Ortega. Se trata de una especie en peligro de extinción dado que es uno de los principales pescados que se consumen en el mundo, donde Japón es su principal consumidor. Tanto es así que WWF ha pedido reservas marinas en el Mediterráneo. En este sentido, las investigaciones que se hacen en Murcia para mantener en cautividad ejemplares reproductores son importante para mejorar la población en libertad de atunes rojos y así recuperar las poblaciones salvajes de un animal importante para la cadena trófica marina. Es un depredador que se alimenta de peces como arenques, anchoas o sardinas, pero también es presa de grandes tiburones u orcas, por lo que su presencia en el mar es capital para mantener los ecosistemas.

Cultivo de microalgas

Y luego está, claro, el Centro de Recursos Marinos. Desde 2015, en la instalación se cultivan microalgas, un ingrediente capital para la acuicultura pues tiene proteínas, carbohidratos, ácidos grasos y otros oligoelementos de elevada calidad nutricional, y forman parte de modo natural de la base de la cadena trófica de todas las especies acuáticas existentes. Por ello, este proyecto introduce este tipo de microalgas en el desarrollo de nuevos piensos para la acuicultura.

Tanto las algas como los bivalvos se pueden emplear en la biorremediación de aguas con poco oxígeno, como ocurre por ejemplo en el Mar Menor. Las instalaciones acuícolas, además de hacer un uso correcto de los recursos hídricos, llegan incluso a limpiar el agua que utilizan porque cumplen todos los requisitos marcados por las administraciones en lo referente a protección del medio ambiente.

La acuicultura genera también importantes oportunidades de desarrollo profesional. En los viveros trabaja personal especializado como veterinarios o biólogos, pero también fontaneros, electricistas, carpinteros... así como operarios para las plantas de procesado de pescado. En toda España son más de 40.000 las personas que se dedican a la acuicultura, un número que asciende a 12 millones en todo el mundo. Se trata de un sector en auge que no deja de crecer, capital para alimentar al mundo.

Y es que la acuicultura genera tejido social y económico, pero también es un puntal ambiental y un elemento imprescindible en el esquema de la alimentación mundial, como afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la cual asegura en su último informe que esta actividad es sostenible y tiene «un gran potencial para alimentar y nutrir a la creciente población mundial».