Cada día más de seis murcianos intentan quitarse la vida. Las puertas de Urgencias se han habituado a atender cada vez más casos de tentativas de suicidio y los servicios de Psiquiatría de los hospitales se encuentran desbordados tras la pandemia de covid, debido a la cual los problemas de salud mental entre la población se han disparado. Con este escenario hoy se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio con la vista puesta en lo que está por hacer.

Las últimas cifras del Observatorio del Suicidio en España alertan de que 2020 fue el año con más suicidios registrados en la historia de España desde que se tienen datos (año 1906), con 3.941 muertes por este motivo y una media de once suicidios diarios a nivel nacional. En la Región de Murcia ese mismo año se quitaban la vida 122 personas, una cada tres días.

Hasta 122 personas se quitaron la vida en la Región en el año 2020 y más de 2.400 lo intentaron

Pero esta es sólo la punta del iceberg, ya que por cada suicidio que se consuma hay otros 20 intentos, según los cálculos de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Esto supone que unas 80.000 personas intentan quitarse la vida en España cada año y más de 2.400 de ellas corresponden a la Región de Murcia.

Además, ésta se ha convertido en la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años después de los tumores.

Cifras estremecedoras como estas no se deben esconder, para así conocer el problema al que hay que hacer frente y poner los recursos necesarios para solucionarlo.

Aislamiento, cambio de rutinas, problemas para dormir, aumento del tiempo que se dedica a las redes sociales y reducción del que se está con amigos o familiares, comentarios sobre la falta de ilusión o en los que se señala directamente que la vida no merece la pena y se quiere desaparecer.

Estas son algunas de las señales de alarma a las que estar atentos para actuar ante una ideación o conducta suicida, situaciones que se pueden frenar con comunicación. Comunicación en el entorno familiar y social, comunicación a través de los medios con información de utilidad, comunicación a través de campañas de las administraciones y más recursos y profesionales.

Esta realidad es aún más dura entre la población de menor edad, que se ha visto aislada por las restricciones de la covid y ha reducido durante muchos meses su relaciones únicamente a las que mantienen a través de Internet y las redes sociales.

Campaña de ANAR en los canales infantiles y juveniles de Disney

Desde la Fundación ANAR se ha puesto en marcha por primera vez una campaña de prevención del suicidio con anuncios de televisión en los canales infantiles y juveniles de Disney. Se trata de una nueva estrategia con la que se quiere llegar a esa población más joven, a la que se le dice que tienen alguien con quien hablar ante cualquier problema. Entre los consejos de esta campaña se recogen el comunicarse con el entorno, buscar actividades motivadoras o reducir el tiempo en redes sociales, que puede acabar en aislamiento. Pero, sobre todo, la campaña busca visibilizar que esto es algo que le ocurre a muchas personas y que hay que hablarlo y pedir ayuda.


«La situación de los jóvenes preocupa». Así se puso de relieve este jueves durante las II Jornadas de Psicología y Suicidio organizadas por el Colegio de Psicología de la Región de Murcia y La Opinión y que en esta ocasión han girado en torno al comportamiento suicida en la población juvenil.

Las peticiones de ayuda de jóvenes por problemas de salud mental se han disparado y así lo explica la directora de Líneas de Ayuda de la Fundación ANAR (entidad que se encarga de la escucha y ayuda a menores en riesgo), Diana Díaz, quien afirma que las peticiones de ayuda por ideaciones, autolesiones o intentos de suicidio son las que más aumentaron el pasado año 2021, «con tasas de crecimiento muy importantes que se han agudizado con la pandemia».

Que los jóvenes se pasen el día enganchados a las pantallas y las redes «es muy peligroso», ya que hay foros en los que se promueven ideas de este tipo y que son una puerta abierta. Pasar más de cinco horas al día en estos entornos digitales dispara el riesgo de suicidio, llega a afirmar el coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria de Marbella, Miguel Herrero, quien también aboga por una comunicación responsable.

Pero también hay que trabajar en el ámbito familiar. Desde ANAR apuntan a que «hay un cambio en la forma de relacionarse de las familias, los padres siempre van corriendo de un lado a otro, con prisas, sin tiempo apenas de nada, y se pasan el día atentos a la tecnología y a su teléfono móvil, dando por hecho que todo lo demás en casa está bien. Pero esto termina pasando factura», advierte Diana Díaz.

Por ello recomienda mejorar esa comunicación, escuchar más a los hijos. «Debemos actuar serenos ante cualquier signo de alarma, que nuestros hijos sepan que somos capaces de manejar la situación y que podemos ayudarles», afirma. Y apunta que una de las cuestiones que se repiten en las llamadas de peticiones de ayuda de menores que atienden es que éstos no lo cuentan porque no quieren preocupar y cargar con otro problema más a sus padres.

«Ser muy comunicativos con ellos va a reducir el riesgo de suicidio y para ello hay que hablar de todo de forma serena», indica la directora de Ayuda de ANAR.

En su último informe, la fundación de ayuda a menores en riesgo considera «alarmante» el repunte de los problemas de salud mental en los más jóvenes, que han supuesto el 32,5% de todas las peticiones de ayuda, con un incremento del 54,6% respecto a 2020. La suma de consultas por ideas suicidas, intentos de suicidio y autolesiones representó la cifra de 7.770 peticiones de ayuda, pero gracias a la intervención de ANAR se pudo salvar la vida a 4.542 niños y adolescentes el pasado año, ya que la franja más numerosa de quienes llaman en esta situación se sitúa entre los 13 y los 17 años.

Otro terreno en el que trabajar es el escolar para poner freno al bullying, ya que en una gran parte del suicidio consumado en menores hay una experiencia de bullying detrás (78%) , tal y como advierte la gerente de Salud Mental del SMS, María José Lozano. «Hay que actuar y saber que esto está ocurriendo en el medio escolar», insiste.

CLAVES | Señales de riesgo para detectar la conducta de ideación suicida

La Fundación ANAR destaca entre las señales de riesgo de una persona con ideación suicida ante las que hay que estar atento algunas de las siguientes:


  • Cambios bruscos en el estado de ánimo y la conducta. Al principio puede pasar inadvertido, pero al final vemos un cambio real en su manera de actuar. Por ejemplo, sentirse muy ansioso o, por el contrario, melancólico o con sensación de indefensión.
  • Retraimiento social. Se relaciona menos o de manera diferente con sus amistades, compañeros y familiares. Se trata de un aislamiento de la sociedad (no quiere ver a nadie). Es común que nuestro hijo pueda refugiarse en la tecnología, con el peligro que conlleva de encontrar información poco recomendable.
  • Síntomas depresivos o diagnóstico previo de depresión mayor. Tristeza profunda, mostrar falta de interés por su día a día, sus hobbies, sus actividades anteriores. Visión negativa del presente, del futuro, de uno mismo.
  • Sentirse inmerso en un problema al que no se le encuentra salida. Mostrar visión de túnel y muy negativa, por ejemplo frente a un acoso escolar cronificado. A veces se relaciona con pérdida de autoestima y un manejo inadecuado de situaciones. Duelos cronificados.
  • No quiere ir al colegio. Manifiesta no querer ir al colegio y verbaliza tener miedo. Indica problemas con compañeros y en ocasiones insultos, vejaciones, amenazas o lesiones cuando regresa a casa.
  • Bajada del rendimiento académico. Es uno de los síntomas más característicos cuando un menor de edad se encuentra en un problema en su vida y ante un acoso escolar. Cambios significativos en cuanto a la concentración o a la hora de hacer sus tareas escolares.
  • Sueño inquieto. Falta de descanso que durante el día va a arrastrar e influye negativamente en su desarrollo. Síntomas psicosomáticos, ansiedad, nerviosismo, vómitos (a menudo antes de ir a clase), dolor abdominal…
  • Problemas de alimentación. Come menos porque está desganado o come peor. Su aspecto físico puede verse afectado por la baja ingesta de alimentos.
  • Carácter impulsivo. Carácter poco reflexivo y con actividades de alto riesgo, estar inmerso en deportes de riesgo sin considerar las consecuencias fatales que podría tener. Aumento de consumo de sustancias también puede empeorar los pensamientos suicidas.
  • Autolesiones. Las autolesiones son comportamientos que emplean algunos adolescentes con el fin de poder dar salida a un malestar emocional que no saben cómo manejar.
  • Verbalizar. Haber verbalizado en relación al suicidio o ideas de muerte como por ejemplo ‘quiero desaparecer’.