La problemática de las conductas suicidas preocupa especialmente en el ámbito educativo, donde tanto las estadísticas como los últimos estudios reflejan un repunte en todo tipo de trastornos a edades cada vez más tempranas. Al respecto, la Región de Murcia tiene la fortuna de estar participando en un estudio pionero en el que se analiza cuál es la situación emocional del alumnado tanto de centros públicos como privados y concertados.

Para dar voz a algunos de los protagonistas del ámbito académico, se llevó a cabo en las II Jornadas sobre psicología y suicidio la charla ‘Padres y profesores al habla’, la cual estuvo moderada por Juan Pedo Martínez, coordinador del área de psicología educativa del Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia, y en la que participaron María Isabel Maldonado, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de la Región de Murcia (FAPA); y Celia Ruano, directora del CEIP Nuestra Señora de las Lágrimas, en Cabezo de Torres.

Maldonado, quien también ha sido organizadora de las jornadas de salud mental infanto-juvenil realizadas en Archena, aseguró que «el suicidio es un problema que desde la FAPA nos preocupa muchísimo, principalmente porque se ha evidenciado desde la pandemia debido al estado de la salud mental de los más jóvenes». Y es que lo que preocupa principalmente a las familias es que estamos viendo que de manera cada vez más frecuente cómo se dan entre los más jóvenes problemas tan comunes como el estrés, la ansiedad, problemas de alimentación, del sueño, y adicciones como la ludopatía o tecnológica.

Todo ello queda reflejado en que los casos de intento de suicidio están creciendo de manera alarmante ente este grupo poblacional. Es por ello que desde estas asociaciones se incide en criticar y exigir a las administraciones pertinentes cuando sea necesario, ya que la respuesta debe ser inmediata. «Sí que creemos que es urgente y necesario que haya planes y recursos de prevención en los centros educativos. Nuestros hijos e hijas deben adquirir las herramientas necesarias para enfrentarse a los problemas cotidianos de la vida. Y su respuesta no debe ser intentar quitarse la vida», afirma la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de la Región.

En muchas ocasiones, las familias no cuentan con los recursos necesarios para hacer frente a esta problemática, y es aquí cuando los centros educativos deben ofrecer esa formación. «Promover y fortalecer la educación emocional es urgente. No podemos llegar tarde, la muerte ya no tiene solución», concluye María Isabel Maldonado. 

Por su parte, Celia Ruano declaró ser consciente de que «por muchas herramientas que habilite la administración, no vamos a poder paliar al 100 % el problema de las conductas suicidas en el ámbito educativo, porque los factores de riesgo en niños y niñas no siempre son educativos o sociofamiliares».

La directora del CEIP Nuestra Señora de las Lágrimas, con 31 años de experiencia en el sector, siete años de asesora en la Consejería de Educación y tres llevando casos convivencia, acoso escolar y otros relacionados con el suicidio, también es formadora de docentes y, por supuesto, maestra.

Si atendemos a que el 80 % de los niños que se suicidan sufren patologías psiquiátricas, cobra especial valor que la Región de Murcia cuente desde 2015 con una serie de protocolos entre los que destaca el de autolisis. «Desde los centros educativos se pensaba que estas cuestiones ligadas al suicidio eran responsabilidad externa, tanto de las familias como de las autoridades sanitarias. Pero desde 2017 se vienen haciendo formaciones en los centros educativos al respecto. Los profesionales se están formando, aunque también hay mucha reticencia ya es un tema que sigue dando miedo y el cual no se sabe cómo tratar», añade Celia Ruano.

La directora del CEIP Nuestra Señora de las Lágrimas quiso mandar durante la charla un mensaje de tranquilidad dirigido a las familias, ya que «desde los centros educativos, dentro de nuestras competencias y herramientas, estamos haciendo todo lo que podemos para tratar esta problemática mientras seguimos formándonos». «El ir al psiquiatra se debe normalizar como una patología más, o incluso una necesidad», añadió Ruano.