Trece establecimientos de la Región de Murcia, fundamentalmente restaurantes, tuvieron que ser cerrados temporalmente de forma cautelar el año pasado por los inspectores del servicio de Seguridad Alimentaria y Zoonosis, dependiente de la Consejería de Salud, al detectar en ellos prácticas inadecuadas en la manipulación o conservación de los alimentos, indican fuentes del departamento de Juan José Pedreño.

En concreto, el año pasado se inspeccionaron un total de 2.564 establecimientos a los que hubo que visitar hasta en 4.025 ocasiones (hay veces en las que se ha de volver para comprobar que se han subsanado las deficiencias detectadas en una primera visita).

"Como consecuencia de estas inspecciones se han propuesto 30 expedientes sancionadores (un 1,1 por ciento de los locales), que han derivado en 13 suspensiones temporales de actividad, solo un 0,4 por ciento", detallan desde la Consejería de Salud.

Estas cifras son una prueba, para el Ejecutivo regional, de que "la hostelería en la Región goza en general de buena salud: cumple la normativa y ofrece seguridad a los consumidores".

La mayor parte de las propuestas de sanción se debieron a deficiencias de higiene y trazabilidad, apunta la Consejería.

Cuando no se hallan incumplimientos pero sí deficiencias, se habla de una circunstancia que no implica un riesgo para los comensales. Por ejemplo, una estantería oxidada donde se almacenan alimentos ya envasados.

Multados por no hacer caso

Respecto a los restaurantes a los que se les propuso para sanción, desde Salud concretan que "el 70% de los expedientes propuestos corresponden a establecimientos que, tras un plazo, no han adoptado las medidas correctoras propuestas en visitas anteriores", esto es, que no han hecho caso de lo que los inspectores determinaban que tenían que hacer.

"Varias de estas deficiencias pueden coincidir, o no en un mismo expediente", precisan desde el citado departamento.

Por porcentajes, del total de establecimientos sancionados, el 90% de ellos tenían deficiencias estructurales. Estas aluden a la falta de equipamientos indispensables en una cocina, como puede ser un lavamanos.

Asimismo, el 60% de los locales expedientados sufrían deficiencias de higiene y mantenimiento. En la misma línea, en el 55% se detectaron deficientes prácticas en la manipulación de alimentos: un modo de proceder incorrecto que favorecería las contaminaciones cruzadas o no seguir las pautas sobre la cadena de frío para la conservación de los productos.

Salud también detalla que un 65% de los locales presentaban deficiencias en el almacenamiento de los alimentos; un 45%, problemas en la trazabilidad de alimentos. En general, falta de información alimentaria como no dar detalle de los alérgenos, ausencia de medidas de autocontrol en las cocinas o deficiencias en los datos para poder trazar el origen de los alimentos son algunos de los incumplimientos más comunes en las inspecciones.

A eso se une, en especial en verano, la falta de formación y conocimiento del personal que trabaja en los restaurantes: es un problema creciente que se está detectando en mayor medida esta temporada en la que la rotación de personal está siendo mayor de lo habitual por el déficit de profesionales y una mayor demanda de ellos por parte de los locales.