Ya lo temían los comerciantes en el arranque de las rebajas de verano. La subida de los precios añadía más «incertidumbre» a un periodo que de por sí suele decepcionar a los propietarios de los negocios locales por la competencia salvaje que hacen las grandes superficies. «Las esperanzas siempre son buenas», explicaba Carmen Piñero, presidenta de la Federación de Comercio de la Región (Coremur), quien deslizaba que las grandes compañías siempre se comen el trozo más grande del pastel.

No se alejaba mucho su previsión de lo que ha ocurrido finalmente estas últimas semanas. La inflación disparada y la oscura previsión de cara al otoño en materia económica han hecho que el consumo se haya retraído en el pequeño comercio.

En el arranque de esta época de descuentos, Carmen Piñero reconoce que sí tuvieron ventas considerables, pero al cabo de unos días sufrieron un parón en los negocios que no han vuelto a recuperarse. «Hemos tenido al principio unos días de más ventas, pero luego se ha quedado bastante parado», lamenta la presidenta de Coremur.

La liberalización del periodo de rebajas es otro de los motivos que se encuentra detrás de las malas cifras de negocio que hacen estos pequeños comercios en los últimos años. «Desde que las rebajas no son reguladas como sí lo eran antes, todo el mundo puede lanzar esos descuentos cuando quiera, lo que ha perjudicado mucho al pequeño comercio porque se ha perdido el efecto llamada», indica Carmen Piñero.

Con ella coincide también el vicepresidente de la Asociación Comercial Lorca Centro Histórico, Regino García, que hace hincapié en la pesada losa que supone para los negocios locales la inflación.

«El aumento de los precios de la energía, del combustible, la vivienda y de la cesta de la compra han hecho que este periodo de rebajas se resienta. Las ventas han sido flojitas, el gasto se ha retraído», razona Regino.

Además, insiste en que las altas temperatuas que se han experimentado durante las últimas semanas, unido desde que arrancó agosto a la limitación de 27ºC para refrigerar los establecimientos, «no animan al cliente a poner un pie en la calle durante el horario comercial y acercarse a comprar».

En esta línea destaca Carmen Piñero que el control en la temperatura del interior de los locales puede haber afectado negativamente a las ventas estas últimas semanas de rebajas, ya que «se realizan cosas, como cambiarse de ropa en los probadores, en las que se suda» y esto no ayuda a la hora de atraer gente.

Cartagena, la excepción

Por su parte, el presidente de la Asociación Centro Comercial Abierto de Cartagena, Antonio Sánchez, valora como positivas las rebajas de este verano en la ciudad portuaria. «Este año las ventas han sido buenas por la sensación de recuperar la normalidad que no habíamos tenido hasta ahora por la pandemia».

Reconoce que las olas de calor pueden haber afectado ligeramente a las ventas en días puntuales porque «no acompañaba el calor para salir de casa», y espera que la inflación dé un respiro a las familias durante los próximos meses y que se refleje en las ventas de los pequeños comerciantes, que han hecho frente a más gastos por el precio de la energía y la guerra.