La normativa se vuelve más flexible con el termostato cuando a cocinas, gimnasios o discotecas se refiere. Estas son algunas de las excepciones para las que el Gobierno permite levantar la mano y conquistar un par de grados a la baja, hasta los 25ºC. Sin embargo, en lugares como el Asadero Santa María de Gracia, el desorbitado precio de la energía sumado a las dificultades intrínsecas que conlleva refrescar este tipo de negocio han hecho que la polémica sobre la temperatura del aire acondicionado ni siquiera entre por la puerta.

El gerente de este local, Luis Tesón, ha optado por apagarlo: «Tenerlo a 27 grados para que siga haciendo 40 o 45 en el interior no nos sale a cuenta. Bajar la temperatura de un asadero no cuesta lo mismo que hacerlo en una tienda de ropa».

Para ayudar a llevar mejor la espera de los clientes que acuden a recoger sus pedidos, Tesón ideó hace años una fórmula que ha atraído a muchos curiosos y que estos días cobra especial protagonismo: «Si tienen que esperar más de la cuenta, les damos un quinto para sacarles una sonrisa y que no se fijen tanto en el calor que hace».