Desde hace años se ha llevado a debate en el mundo del running si realmente es más beneficioso correr descalzo que hacerlo con un calzado específico. Una duda ahora resuelta gracias a un grupo de expertos en biomecánica de la Universidad de Massachusetts, que a través de un estudio han ofrecido una base sólida en la que tanto eminencias en la podología como expertos en zapatillas de running se apoyan para desmontar ese falso mito que durante años nos ha hecho creer de los múltiples beneficios del uso del calzado minimalista.

¿Cómo se inició la moda de correr descalzo (o casi)?

 La moda de las zapatillas con suela muy fina, esa que llevó a mucha gente a correr descalzo (o casi descalzo), estuvo muy influenciada por la publicación en 2011 de ‘Nacidos para correr’, un libro en el que se habla de las peculiaridades de los indios tarahumara, habitantes de la Sierra Madre mejicana, que destacan por correr largas distancias, más allá de los 100 kilómetros, sin mucho esfuerzo.

Y lo destacable es que usaban como calzado unas sandalias muy finas con suela de hule (polímero natural) llamadas ‘huaraches’. La industria del calzado no perdió la oportunidad y posibilitó que todo el mundo pudiera correr con suela fina.

Una chica corriendo descalza por la playa

Las grandes marcas y el empujón del calzado minimalistas

Una vez detectada la oportunidad por las empresas de calzado deportivo, la popularidad de las zapatillas minimalistas de potenció aún más debido a su fuerte apuesta por los modelos. Lafuente denuncia en Salud+Deporte que “ha habido un aprovechamiento comercial y mediático del fenómeno de las zapatillas minimalistas, sobre todo al inicio, ya que solo había un par de marcas y resultaba un gran negocio”.

La industria del calzado minimalista también está presente en los foros de internet, donde se retroalimentan pautas de calzado que afectan negativamente en la salud de los deportistas.

En el debate científico sobre cuál es el calzado más adecuado para correr, también tiene eco la teoría que explica que el mejor calzado es ninguno, una tesis que tiene su origen en la idea de que el hombre, durante gran parte de su evolución, ha caminado y corrido descalzo, configurándose así el pie para ello a lo largo de cientos de miles de años.

Correr descalzos cambia totalmente los patrones de apoyo del pie Young adult male with his muscle pain during running. runner man having leg ache due to Ankle Sprains or Achilles Tendonitis. Sports injuries and medical concept

El fin del calzado minimalista

Tal y como explica el podólogo, profesor de la Universidad de Sevilla y experto en biomecánica Guillermo Lafuente a Salud+Deporte, un espacio de Grupo Beiman, el uso de calzado minimalista o el minimalismo al correr alcanzó una cuota de mercado del 15 %, rondando actualmente el 11 %. Durante años, muchos optaron por correr con zapatillas de suela fina, sin llegar a tener en cuenta si sus pies y el resto de su cuerpo estaban preparados para ello.

Tras muchos años aguantando historias de indios y sandeces, por fin la ciencia, a la que es menester acudir antes de hablar, ha decidido dejar al minimalisto-barefoot en pelotas, aunque siempre quedará la teoría de la conspiración ‘judeomasónicacapitalistaneoliberal’ que explique que todas estas marcas y científicos están confabuladas para dejarnos poco menos que parapléjicos y dependientes para el resto de nuestras vidas”, explica Fernando Chacón, de Emotion Running, quien también añade que “aunque han tardado, doy la enhorabuena de nuevo a aquellos que hacen del deporte una ciencia, y no un feudo de espabilados y curanderos”.

Durante años, muchos optaron por correr con zapatillas de suela fina, sin llegar a tener en cuenta si sus pies y el resto de su cuerpo estaban preparados para ello.

La ciencia demuestra que correr (casi) descalzo no es mejor

La principal contribución académica a esta teoría ha sido realizada por un equipo de profesores de biología humana liderados por Lieberman, quien publicó en 2010 un artículo en el que se explica que correr descalzos cambia totalmente los patrones de apoyo del pie. De aterrizar con el talón se pasa a hacerlo con la parte media o frontal del pie, los que reduce el impacto y genera problemas.

No obstante, diferentes estudios más recientes, como los liderados por Joseph J. Knapik o Matthew J. Salzler, demuestran altas tasas de lesiones durante la transición del calzado tradicional al minimalista.