La ola de calor también ha pasado factura a la laguna salada. Los altos valores registrados en julio, con máximas de hasta 45ºC en la Región de Murcia, han tenido un impacto directo en el Mar Menor, que ha marcado su temperatura media más alta desde 2016, el inicio de la serie histórica de registro de temperaturas: 31,25ºC

Aun así, en las isletas se han alcanzado los 32,4º y en las zonas de muy poca profundidad se puede llegar hasta los 35, según Emilio María Dolores, portavoz del Comité de seguimiento que ha informado este lunes al presidente López Miras del estado ecológico de la laguna.

En lo que va de año se han retirado 14.718 toneladas de algas (lo que supone un incremento del 7,5%, es decir, 1.028 toneladas más), una cantidad «bestial», ha afirmado el portavoz, cuya retirada ha facilitado que la situación ecológica sea aceptable. Con ello se ha evitado que esas algas hayan llegado a la orilla y entraran en estado de putrefacción, hasta crear lodos y mortandades de peces

El baño habría sido imposible

En los últimos nueve días se han retirado 114 toneladas. De no haber realizado esta función, el baño habría sido imposible en el Mar Menor, en palabras de Emilio María Dolores. Esa retirada de materia orgánica también ha posibilitado a su vez extracciones importantes de nitrógeno -que las algas siguen captando ya que su proliferación sigue siendo masiva (Chaetomorpha linum)- y de fósforo.

Tal y como ha indicado el portavoz, la entrada de fósforo en el agua se ha convertido en «un factor limitante» para mantener su buen estado. Los expertos, que están haciendo un seguimiento exhaustivo, observaron que los niveles se estaban disparando desde junio, por lo que se investigó una parcela, sin que arrojara ningún resultado. 

Finalmente, se dieron cuenta de que se estaban filtrando hacia el Canal 7 las aguas fecales de una tubería rota del Ayuntamiento de Los Alcázares, que rápidamente se arregló. La presencia de fósforo es 3,4 veces mayor a la de 2021, pese a que en julio se ha reducido en un 25% con respecto a los seis meses anteriores.

Por su parte, los niveles de nitrógeno son inferiores a los 2.000 kilos al día, dado que están bajando por la extracción de algas, con un 47% por debajo de la media registrada en lo que va de año. Se han eliminado del ecosistema 307 toneladas desde enero.

Respecto a la entrada de agua procedente de la rambla de El Albujón, se han detectado 61 litros por segundo, lo que supone un caudal a la baja de forma progresiva. En la laguna, el nivel de turbidez del agua es bajo comparado con la de El Albujón, con unos parámetros mayores por las partículas no solubles que se quedan en la columna de agua debido, en gran parte, al viento y las lluvias, y que dificulta la llegada de la luz y el oxígeno al fondo.

Precisamente la luz es uno de los temas que más preocupan al Comité de seguimiento, aunque son «cautos», al menos, hasta la tercera semana de septiembre, cuando las noches ya serán más largas y el oxígeno menor. 

La salud de las praderas

Cómo afectará este último punto a las especies es algo que, de momento, queda en el aire y «se tendrá que ver», aunque el portavoz ha apuntado que en Cabo de Palos se ha podido apreciar la muerte de gorgonias, debido a que el efecto del calor en el Mediterráneo es semejante al del Mar Menor. 

Lo que sí puede confirmar es que en el fondo marino del Mar Menor aumentan las proliferaciones bacterianas, que respiran y consumen oxígeno, algo preocupante por el sufrimiento de otras especies. «Nos preocupa el estrés metabólico de las algas del fondo que tienen que hacer la fotosíntesis. Es importante que la salud de las praderas del Mar Menor sea buena», ha añadido.

Asimismo, hay otra especie que ha aumentado su población este verano en la zona: la medusa. Mientras que las conocidas como ‘huevo frito’ no están suponiendo una presencia masiva porque apenas ha progresado de su fase juvenil, sí que se ha observado un número importante de ejemplares de medusa blanca, principalmente en el centro de la laguna, que se alimentan de zooplacton.

Este aspecto está directamente relacionado con el color verdoso del agua. Dicho color es un derivado de la presencia de clorofila que, aunque se mantiene en niveles bajos, ha subido levemente. El valor actual es de 0,72 miligramos por litro.

Aunque los datos no son alarmantes, el Comité científico ha dejado claro que el estado del Mar Menor sigue «siendo crítico» y hay que valorar también la retirada de fango y lodos en algunas zonas concretas; la entrada de aguas y la bajada del nivel freático; el caudal medio en la rambla de El Albujón (que entre enero y julio se ha reducido un 58,60%), así como la entrada de nitrato y fósforo, que también se han visto reducidos respecto a la media de los seis meses anteriores en un 47,5 y un 25,30%, respectivamente.

Por último, ha concluido, la salinidad está subiendo, con unos valores que quedan muy lejos de los de 2016, aunque en septiembre esperan cifras «más normales». Que no lo sean se explica por la salida de agua al Mediterráneo.

‘Abrazo’ a la albufera

El 13 de agosto la plataforma ILP Mar Menor ha convocado una nueva cadena humana para «abrazar» la laguna. Se vestirán de negro y azul y darán publicidad a las 600.000 firmas recogidas para lograr que la albufera adquiera personalidad jurídica.

Asimismo, el próximo sábado 6 de agosto el Movimiento Mediterranea ha convocado también concentraciones, en este caso en la Comunidad Valenciana, Almería y Murcia, para protestar por la erosión del litoral y solicitar la regeneración de las playas

Acusan a los gobernantes de no haber exigido «nunca» a los puertos y embalses responsabilidades medioambientales que, indican, habrían dañado de forma artificial los ecosistemas marinos y terrestres.