La Opinión de Murcia

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Medio ambiente

Costas empieza a eliminar las ocupaciones ilegales en el Mar Menor

La Demarcación retira varias barreras en el litoral de la laguna dos años después de detectar más de 300 edificaciones que ‘pisan’ terreno público

Una vivienda de La Mangatraspasa el deslinde del dominiopúblico en la playa del Galán. Iván Urquízar

Rescatar los terrenos públicos costeros que desde hace muchos años están en manos privados es una de las tareas más complejas y más lentas que se están impulsando en el Mar Menor. Desde que en marzo de 2020 un informe técnico del Ministerio para la Transición Ecológica revelara que hay 326 infraestructuras ocupando terreno público en la línea de costa, la inmensa mayoría de viviendas repartidas por playas de La Manga y otras 83 en Los Nietos, poco ha variado el panorama en la franja litoral del Mar Menor y el Mediterráneo.

Estas edificaciones que comen terreno al mar o la playa se encuentran tanto en la ribera de la laguna salada como en el largo tramo de costa que va desde Cabo de Palos hasta Pilar de la Horadada (Alicante). Ahora, dos años después, la Demarcación de Costas de Murcia ha comenzado a eliminar las ocupaciones ilegales del dominio público marítimo terrestre, empezando por un jardín privado en la playa del Galán, en La Manga, y una serie de instalaciones que pertenecían a una comunidad de vecinos ubicada en la playa de Antillas.

En suma, Costas por el momento ha certificado la ocupación sin permiso, y por tanto ilegal, en cuatro casos. Los últimos dos, que se eliminarán pronto, corresponden a unos muros levantados en distintas playas de la estrecha franja costera y que impedían el uso de los terrenos públicos que anteceden al agua. Por otro lado, hay otros cuatro casos en los que los propietarios carecían de permiso para adueñarse de parte del dominio público. Estos, sin embargo, están pendientes de alcanzar una resolución administrativa o judicial.

Hasta ahora, Costas ha iniciado 74 expedientes para determinar si los titulares de fincas han ocupado la franja costera sin tener derechos concesionales sobre la superficie que está detrás de la línea de deslinde. El Ministerio catalogó en su Plan para la Protección del Borde Litoral del Mar Menor una serie de actuaciones para desocupar el dominio público en función de tres niveles de prioridad, todas ellas centradas en las playas del Mediterráneo con vistas a la adaptación de la costa a las consecuencias del cambio climático y del urbanismo desaforado en La Manga. Al otro lado, en la laguna salada, casas, hoteles, parking o restaurantes siguen ocupando grandes trozos de costa, playas incluidas.

Otras dos actuaciones pendientes son la de terminar el proyecto de deslinde de Los Nietos y certificar también los terrenos dentro del dominio público marítimo terrestre en los humedales de El Carmolí (Cartagena) y La Hita (Los Alcázares).

Compra de grandes parcelas

La Demarcación de Costas prevé involucrase en la creación del cinturón verde en torno al Mar Menor, uno de los planes estrella del Ministerio, con la compra de tres grandes áreas de terreno al sur del Mar Menor. Estos espacios son colindantes con la franja costera, sobre la que tiene competencias, por lo que invertirá inicialmente hasta tres millones de euros para la adquisición de estas fincas.

En concreto, la superficie abarcaría 100 hectáreas de terreno dedicado al regadío o al secano, ya que algunas de las fincas que se incluirán en las áreas de renaturalización son antiguos cultivos denunciados por carecer de derechos de riego. La primera compra abarcaría las parcelas agrícolas entre Playa Honda y el camping Villas Caravaning; la segunda se centraría en el plan parcial Puntas de Loma (cerca de Mar de Cristal), donde se preveía la construcción de más de mil casas junto al Mar Menor; y, por último, los terrenos aledaños a la desembocadura de la rambla de la Carrasquilla, entre Los Nietos e Islas Menores.

«En general, se trata de suelos destinados a regadío, pasto y erial», señalan fuentes de la Demarcación de Costas. Sobre ellos se pretende realizar actuaciones de renaturalización y restauración ambiental, con el fin de « crear un corredor ecológico en la franja litoral, mejorando la conexión entre espacios naturales» e impidiendo la llegada de metales pesados y otros contaminantes desde la Sierra Minera.

En estos espacios se pretende actuar con labores de limpieza, eliminación de residuos y elementos artificiales, restauración de la morfología del terreno y revegetación, eliminación de especies exóticas invasoras, así como reintroducción de especies vegetales y hábitats propios de espacios litorales, de modo que queden plenamente integrados en el ecosistema litoral del Mar Menor.

Nueva Cultura del Agua desmiente las "falacias" de la laguna

El Mar Menor no está eutrofizado, la llegada de agua contaminada es superior desde el acuífero cuaternario que vía superficie o los tipos de nutrientes que se encuentran en la laguna salada son de origen urbano y no agrícola. Estos son algunos de los ejemplos que la Fundación Nueva Cultura del Agua tacha como «interpretaciones falaces» en un trabajo publicado por la bióloga y directora técnica de la fundación, Julia Martínez, donde recopila las evidencias científicas señaladas por distintos organismos de investigación que desmontan estas afirmaciones.

Martínez subraya que está «sobradamente acreditado» que la laguna sufre un exceso de nutrientes que provoca la eutrofización de las aguas, y que este proceso, que ha tenido varios episodios importantes en 2016, 2019 y 2021, explica la gran mortandad de peces que ha tenido el Mar Menor en los últimos años. Respecto al origen de esos nutrientes, estos «proceden mayoritariamente de fuentes agrarias y, en el caso del nitrógeno, específicamente de los fertilizantes agrícolas». Para aclarar esto, la bióloga aporta informes de distintos científicos de varias universidades que han analizado este ecosistema, del propio Comité Científico del Mar Menor, del Instituto Español de Oceanografía o incluso de la declaración de impacto ambiental del proyecto Vertido Cero.

En este último caso, el informe de la fundación menciona una cita de la propia evaluación ambiental: «La llegada de contaminantes a través de las aguas superficiales y subterráneas al Mar Menor procedentes de la actividad agraria del Campo de Cartagena, cuyo origen se debe al exceso de fertilización aportada al suelo y a la deficiencia en las instalaciones de almacenamiento de las deyecciones ganaderas».

Martínez, que destaca que la entrada de agua arrastrada por la superficie es «hasta 4,5 veces superior», deja claro que «los flujos contaminantes se deben mayoritariamente a la actividad agrícola actual y no a la actividad agrícola pasada».

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