La Comunidad ha instalado 39 boyas con anclajes ecológicos en el entorno sumergido de Cabo de Palos, para prevenir el impacto causado por las anclas que podría dañar las praderas marinas.

Este entorno es una Zona de Especial Conservación (ZEC) que posee un alto valor medioambiental en la que se encuentran grandes extensiones de praderas de Posidonia oceánica. Esta planta protegida, endémica del mediterráneo, es además testigo de la calidad de las aguas, y muy frágil y vulnerable a cualquier cambio, por lo que se encuentra amenazada por la intervención humana.

El Plan de gestión integral de los espacios protegidos del Mar Menor y la franja litoral mediterránea de la Región, aprobado en 2019, también incluye esta área protegida, diferenciándola en dos zonas: una de conservación compatible y otra de conservación prioritaria, en función de sus valores naturales.

El proyecto para el establecimiento de una zona fondeadero en Cabo de Palos forma parte de la línea de trabajo que la Dirección General de Medio Natural ha puesto en marcha para la identificación de zonas del litoral regional que presentan una elevada afluencia de embarcaciones recreativas y el análisis de su incidencia sobre los ecosistemas marinos, para evitar la alteración y degradación de las praderas de fanerógamas marinas.

Para una adecuada regulación y gestión de las actividades turísticas, se han identificado las boyas según su uso, de forma que las de color rojo son para la actividad de buceo autónomo, y las boyas de color blanco están destinadas al amarre de embarcaciones recreativas en general.