Regresar a Lourdes es para los hospitalarios (enfermos y voluntarios) como volver a casa, al hogar, una sensación que se ha visto interrumpida durante dos años por culpa de la pandemia por Covid-19. Por eso, esta ha sido la peregrinación del reencuentro, de los abrazos, de la alegría y también de la nostalgia por aquellos que iniciaron durante este tiempo la gran peregrinación a la casa del Padre.

La pasada noche regresaban a la Región de Murcia los últimos participantes en esta peregrinación. En avión, autobús o en coche particular, las 960 personas que han participado en la LII Peregrinación Diocesana a Lourdes ya están en casa. 

«Ha sido una experiencia hermosísima, llena de Dios, llena de fraternidad, de servicio, de alegría. Ser hospitalario es un regalo y así lo han experimentado los más de 600 voluntarios que han participado en esta peregrinación. Un gozo inmenso». Con emoción relata el presidente de los hospitalarios murcianos, Alfonso Martínez, cómo ha transcurrido esta peregrinación, la más numerosa de las que han llegado hasta el santuario de Lourdes después de retomar la actividad por la pandemia.

Los hospitalarios saben que los milagros en Lourdes ocurren cada día, más allá de las sanaciones reconocidas por la Iglesia: «Los enfermos dan un testimonio vivo de que, en la enfermedad, en el dolor, en el sufrimiento, se sienten amados por Dios y esa es su fuerza, su alegría; y los hospitalarios, lo dan todo, dispuestos a servir con alegría, a servir sin peros, sin condiciones», destaca el presidente.

A su llegada a la Región de Murcia el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, destacaba la alegría que había experimentado y que había visto en Lourdes: «Me quedo con los rostros de la gente, con su alegría. Los voluntarios han estado fantásticos, han cumplido una tarea maravillosa atendiendo a los enfermos. Las ilusiones han sido multiplicadas. Me quedo también con las experiencias del encuentro con la Virgen en la gruta y en las distintas celebraciones. Vengo emocionado y con ganas de repetir».

Desde 1969 la Hospitalidad Murciana de Nuestra Señora de Lourdes peregrina de forma ininterrumpida al santuario de Lourdes, salvo los dos últimos años por culpa de la pandemia. «Ha sido un tiempo de desierto, de espera, como una Cuaresma muy larga, hasta que, por fin, llenos de alegría, de esperanza, con muchísima ilusión, hemos recuperado esta peregrinación», afirma Alfonso Martínez.

El prelado murciano, José Manuel Lorca Planes, durante uno de los actos litúrgicos

Unos 620 voluntarios (hombres y mujeres de todas las edades) han atendido sin descanso a los 100 enfermos que han peregrinado este año a Lourdes. Llamaba la atención la alta participación de jóvenes, unos 200.

Pero estas 960 personas no han viajado solas a Lourdes, ya que llevaban consigo las intenciones de otros enfermos, de otros voluntarios que, por diferentes circunstancias, no han podido participar en la peregrinación de este año.

Finaliza la LII Peregrinación Diocesana a Lourdes con la mirada y la ilusión puesta en la siguiente, una oportunidad única, según el presidente, de vivir una experiencia transformadora: «Si uno quiere vivir una experiencia que pueda cambiar su vida, una experiencia donde la escala de valores se reestructura, y donde realmente uno encuentra el sentido a tantas realidades que, en un momento dado, nos pueden agobiar, sin duda, vivir la peregrinación a Lourdes es una oportunidad maravillosa».