El coordinador del estudio PsiCE en la Región de Murcia, el psicólogo Juan Pedro Martínez, reconoce que la pandemia de covid ha pasado factura a la salud mental de los jóvenes de forma muy preocupante, ya que las cifras de ideación suicida y de tentativas se han disparado. «Tras la etapa del desconfinamiento es lógico que las cifras sigan siendo altas y se espera que vayan decreciendo poco a poco, pero no conseguiremos llegar a los niveles iniciales que teníamos antes del covid», apunta este especialista.

Para Martínez, es urgente actuar en este ámbito ya porque de lo contrario se corre el riesgo de que el problema se cronifique.

Un caso de baja autoestima puede derivar en una ideación suicida si no se trabaja con el alumno, «pero con una intervención rápida y precoz se podría resolver una situación que de lo contrario se cronificaría y pasaría a ser un trastorno», apunta.

Entre los problemas más habituales que los alumnos de entre 12 y 19 años les han trasladado en el estudio que están desarrollando en cinco institutos de la Región de Murcia destacan, por ejemplo, los pensamientos o ideación suicida, las tentativas de suicidio, ansiedad, depresión, baja autoestima, consumo de sustancias ilegales y problemas para la gestión del estado de ánimo, entre otros.

«Uno de cada dos estudiantes no dice estar desanimado, son pesimistas de cara al futuro», indica el investigador, mientras que un 23,3 por ciento reconoce sentir angustia.

«Se trata de porcentajes demasiado altos en los que la intervención precoz resulta fundamental, ya que cuando se detecta un síntoma hay que actuar para cortarlo de raíz», afirma el coordinador del estudio en la Región de Murcia.

España es uno de los países en los que más se abusa de los medicamentos para abordar esta realidad

Según explica a La Opinión, «hay, hemos detectado, una sintomatología depresiva o ansiosa, pero no está desarrollado aún el trastorno depresivo o ansioso y es en ese momento cuando debemos actuar, antes de que el problema avance y sea mucho más complicado abordarlo».

La justificación del estudio se centra en que las dificultades psicológicas de tipo emocional (ansiedad y depresión) en los jóvenes se erigen como un problema de salud pública, tanto por su prevalencia y morbilidad asociada, como por el riesgo de prolongarse hasta la adultez y las consecuencias personales, familiares, educativas, laborales, sociales y sanitarias que llevan asociadas.

Concretamente, estas problemáticas pueden tener un efecto negativo en el rendimiento académico y en los procesos de aprendizaje a corto, medio y largo plazo. De ahí que los especialistas insistan en que desde la psicología y la sociedad hay que darles respuesta.

Juan Pedro Martínez también recuerda que España es uno de los países de Europa donde más se abusa de los medicamentos para abordar este tipo de situaciones y plantea que una solución para reducir ese consumo de fármacos, la mayoría ansiolíticos, será el hacer un abordaje inicial y precoz de la enfermedad.