De momento nuestro planeta es el único que se sabe que tiene vida, y el único en el que se puede encontrar agua líquida en abundancia (las lunas son otra historia). El ‘oro líquido’ es un derecho fundamental, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte y su ausencia es una de las mayores amenazas a la que se enfrentan las poblaciones más empobrecidas del planeta. Sin agua no somos nada. Toda nuestra vida gira alrededor del líquido elemento y eso es incontestable.

Ante esto, cuidar de un bien tan escaso se hace fundamental para hacer frente a la desertificación y la sequía, las cuales han hecho que durante la segunda mitad del siglo XX se redujeran entre un 10 y un 20% los recursos hídricos disponibles en las cuencas de la Península Ibérica.

El campo es, sin duda, uno de los grandes perjudicados. Y es que uno de los problemas que agrava la desertificación es la producción de alimentos debido a la escasez de agua y los agricultores son «los que más van a sufrir esta situación», debido a que el terreno se está «degradando progresivamente», advierte el investigador del Centro de Desertificación-CIDE, Vicente Andreu.

Escasez de lluvias

La falta de lluvias tampoco ayuda. Y es que desde el pasado 1 de octubre ha llovido un 41% menos de lo normal en el conjunto de España, con una precipitación media de 200 litros por metro cuadrado, tendencia que podría situar a este año hidrológico entre los tres más secos desde 1961, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Esta prolongada escasez de lluvias sufrida a principios de año amenazó al sector agrario con una siniestralidad por sequía que en los ejercicios más recientes con daños importantes por este fenómeno llegó a alcanzar los 210 millones de euros en indemnizaciones para los asegurados.

Esa cifra se registró en 2012, y cinco años después, en 2017, se vivió otro episodio de sequía que supuso indemnizaciones por 143 millones de euros, según Agroseguro.

En este 2022, de nuevo tras un periodo de cinco años, saltaron las alarmas por la falta de precipitaciones. La Región de Murcia y comunidades de la mitad sur de España, junto a algunas zonas de Castilla y León, Cataluña y la Comunidad Valenciana, fueron las más afectadas, sobre todo en los cereales, las leguminosas, los hortofrutícolas y los pastos para la ganadería.

Lo que dicen los ecologistas

Entre las medidas que proponen los ecologistas para lograr hacer frente a estas problemáticas se encuentra informar a la ciudadanía sobre la adecuada gestión de los recursos y dejar de sobreexplotar los acuíferos, lo que señalan como una de las principales causas de la sequía.

Greenpeace reclama una modificación de la política hidrológica para responder de forma decidida a los objetivos de la Directiva Marco del Agua y garantizar así la calidad de las masas de agua; que se gestionen de forma conjunta las masas de agua y de los recursos y riesgos hídricos e implicar «activamente» a los ciudadanos en la búsqueda de consensos sobre la gestión del recurso.

Por otro lado, considera necesario mantener una postura rotunda e inequívoca frente a la sobrexplotación y la contaminación de los recursos hídricos y la proliferación de pozos ilegales. Otra de sus propuestas es la reconversión del modelo agrícola y poner freno a la expansión de la ganadería industrial.