«Me interesa el futuro porque es donde voy a vivir el resto de mis días». Con estas palabras el genio Woody Allen se coló en un encuentro de la entidad financiera Cajamar para presentar un estudio sobre la situación actual del sistema de pensiones, las comparaciones del mismo con los de otros países y propuestas de mejora del mismo. El libro se llama ‘El futuro de las pensiones en España’, y fue presentado este martes en la sede de Cajamar Caja Rural, en la Plaza Julián Romea de Murcia.

Las pensiones, un asunto que todos los gobiernos intentan eludir por la impopularidad de las medidas necesarias a tomar, por la complejidad del tema y por el cortoplacismo que suele caracterizar las medidas a tomar.

«Las pensiones deben estar ligadas al IPC, un contribuyente no puede estar perdiendo poder adquisitivo hasta que fallezca»

Esta fue parte del análisis del presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, sobre la necesidad de que nuestros representantes públicos se sienten a trabajar y lleguen a acuerdos sobre un asunto que, de no actuar, se convertirá en problema. Mismo análisis realizó el coordinador del estudio, José Ignacio Conde-Ruiz, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Complutense de Madrid, y subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada. «Es más una cuestión política que económica», reconoció el economista.

Conde-Ruiz empezó analizando la situación actual del modelo español, un contexto en el que España se convierte en uno de los países a la cola en natalidad de sus semejantes desarrollados, un dato que no se corresponde a los deseos de las familias, que quieren tener más hijos y tenerlos antes. A este distanciamiento entre el deseo y la realidad contribuye un entorno laboral hostil para la inclusión de jóvenes al mercado y un déficit sonrojante para el Estado de las políticas públicas si las comparamos con otros países de nuestro entorno.

El coordinador del estudio, José Ignacio Conde-Ruiz, y al fondo, el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde Juan Carlos Caval

Ansiada inmigración

En este contexto, Conde-Ruiz entiende que deben cambiar muchos paradigmas de nuestro modelo. «Hay que acabar con la falacia de que existen unos determinados puestos de trabajo y que vienen personas a quitárnoslos», se refiere a que no hay un conflicto real entre los mayores que no se jubilan y no liberan las plazas para los trabajadores jóvenes o esa idea de que la persona extranjera viene a quitar el trabajo a los españoles.

«La reforma no puede afectar a los ya jubilados ni a los que están cercanos a jubilarse porque no tienen margen para adaptarse al cambio»

«Cuando la mujer se incorporó al mercado laboral también había gente que decía que le quitaría el trabajo a los hombres», recordó el experto que aboga también por pasar a un modelo proactivo de contratación de personas extranjeras. «Sectores como la hostelería, la construcción, la agricultura o los cuidados asistenciales tendrán que ser proactivos y buscar a sus trabajadores en los países de origen», señaló Conde-Ruiz, cifrando en 10 millones los inmigrantes que necesitará el sistema español para ser viable dentro de pocos años.

El modelo sueco

Pero no solo de sangre fresca se sostiene el sistema. Todo sistema de pensiones constituye un pacto intergeneracional que se debe ir reescribiendo para hacer frente a las necesidades de un modelo de sociedad cambiante. En este sentido, el coordinador del estudio explicó el origen de la limitación del trabajo hasta los 65 años en la mayoría de países desarrollados: «Cuando se estableció esta limitación era porque la tasa de personas que llegaban a esta edad era del 40%, mientras que el otro 60% hacía viable el sistema». Con el aumento de la esperanza de vida, este umbral rondaría ahora los 89 años y si se le suma el descenso de la natalidad se entiende la completa inviabilidad de un modelo caduco. Es por eso que el economista defiende un aumento en la edad de jubilación, pero que este se produzca a través de un modelo flexible.

Cajamar edita un volumen creado por una veintena de expertos para intentar esclarecer hacia qué modelo ha de avanzar el sistema de pensiones en España en un contexto incierto Juan Carlos Caval

Este es el caso del modelo sueco, por el que la persona cotiza desde el primer día en que trabaja la cantidad que considere y esta se va acumulando en una bolsa personal; al acercarse en el horizonte la edad de jubilación se informa a la persona de cuánto lleva cotizado y de la pensión que percibiría en caso de cuándo decidiera comenzar su jubilación (calculada teniendo en cuenta la esperanza de vida del país). En este caso, la persona es la que decide si comienza a aportar más, cuándo decide jubilarse o un modelo mixto, empezar a cobrar su pensión mientras sigue trabajando y contribuyendo (por lo que seguiría sumando dinero a su propia pensión).

A estos retos se suman el de la sostenibilidad, el de la robotización de puestos de trabajo, el de la digitalización... Retos que tanto el presidente de Cajamar como el responsable del estudio entienden como una oportunidad para afrontar a nivel europeo y que mientras se rehúya el debate y las medidas a nivel nacional, el talento seguirá escapando a países donde ya han abordado con éxito ese pacto intergeneracional.