La crisis que atraviesa la laguna salada de la Región de Murcia es una de las mayores catástrofes naturales en la historia de España. Tragedias medioambientales como la del Prestige en Galicia o los vertidos de Aznalcóllar al parque de Doñana contaron con un foco mediático mayor al ser sucesos puntuales. La amenaza al Mar Menor es un proceso a cámara lenta que ya se cuenta por décadas y que no siempre acapara el foco mediático hasta sus episodios más lamentables.

La salinidad de la laguna se ha equiparado a la del Mediterráneo, por lo que existe el peligro de la entrada de especies invasoras de flora y fauna

El caso de la primera anoxia (formación espontánea de bolsas de agua sin oxígeno por desequilibrios continuados en el ecosistema) en 2019 empezó a evidenciar la gravedad de haber abandonado a su suerte a uno de los entornos más característicos del sureste español. A juicio de los expertos, ni las DANAs ni las altas temperaturas han sido factores decisivos para los múltiples episodios de mortandad masiva de flora y fauna de este entorno.

El panorama para este año resulta desolador, ya se han producido las primeras mortandades de fauna y la proliferación de algas en suspensión aporta a varias zonas de la laguna un aspecto no apto para el baño y la realización de deportes náuticos. Pese a esto, según los estudios llevados a cabo por la Comunidad Autónoma, las aguas de la laguna son aptas para el baño, algo que no evita los temores del presidente regional, Fernando López Miras, a que se repitan los fenómenos masivos de mortandad de animales.

Fundación Ingenio | El Mar Menor, a debate (I)

Fundación Ingenio | El Mar Menor, a debate (I) Eva Moya

Analizar las causas de esta situación, pero más aún las posibles soluciones, ha sido el objetivo de un panel de expertos titulado ‘Solución integral a un problema multifactorial’, organizado por la Fundación Ingenio y el diario La Opinión. En esta mesa redonda, celebrada el jueves, el periodista Rubén Serna moderó un debate con el profesor Ángel Pérez Ruzafa, catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia; Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), y Pedro Fernández, doctor ingeniero agrónomo de la Plataforma Agroingenieros por el Mar Menor. Estos expertos analizaron el problema desde distintas ópticas y posiciones, dado que el asunto enciende apasionados debates debido a su gravedad.

Pedro Fernández, de la recién creada Plataforma de Agroingenieros, destaca la gran representatividad de la misma al congregar a más de 250 ingenieros agrónomos del Campo de Cartagena y demanda aprovechar el momento histórico en el que nos encontramos para buscar soluciones a la laguna y dejar de culpar a la agricultura de los males que aquejan al Mar Menor.

«El amonio, fósforo y materia orgánica en el Mar Menor es mayoritariamente de las aguas residuales»

Pedro Fernández - Doctor ingeniero agrónomo de Agroingenieros por el Mar Menor

Para el director de ANSE, Pedro García, las causas hay que buscarlas en más de dos décadas de inacción frente a las amenazas que han supuesto ciertos sectores para la laguna. García apostó por la transformación de estos sectores «si queremos que sobrevivan».

«Hay que eliminar al menos una parte de los suelos urbanizables por parte de los municipios ribereños al Mar Menor»

Pedro García - Director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE)

Las mismas amenazas que describía García las suscribió Ángel Pérez Ruzafa, de la Universidad de Murcia, que además destacó que estas no se han ido sustituyendo unas a otras con el paso de los años, sino que a excepción de la minería -única amenaza que se pudo erradicar del entorno del Mar Menor- «se han ido añadiendo una detrás de otra». El catedrático hizo un recorrido histórico por las amenazas a este ecosistema y la falta de medidas para atajarlas hasta llegar a nuestros días en los que el principal factor de peligro para el Mar Menor es la subida del nivel freático.

«Tenemos que rebajar el enfrentamiento para buscar soluciones entre todos»

Ángel Pérez Ruzafa - Catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia

Mismo diagnóstico a colación del nivel freático realizó el representante de los ingenieros agrónomos, que añadió que los ingenieros agrónomos presentes en el Campo de Cartagena deberían ser considerados como parte activa de la solución para la laguna. El doctor en Ingeniería Agrónoma destacó que el principal problema de la actual composición del Mar Menor eran los nutrientes, de los cuales solo una pequeña parte son nitratos y el resto proceden de aguas residuales. Este dato coincide con las conclusiones del estudio realizado por la Fundación Ingenio que además añade que el aporte de aguas residuales al Mar Menor contiene fosfatos, amonio o E.colli, elementos que no se encuentran presentes en las aguas que puedan provenir de la actividad agrícola. Desde la Fundación Ingenio se destaca que estos elementos no habían sido tenidos en cuenta hasta el momento y localizan el origen de estas en depuradoras, urbanizaciones sin red de saneamiento y distintas ramblas, como la de El Albujón. En concreto, la muestra analizada de la bacteria E.colli correspondía a 80.000 unidades por cada 100 ml., siendo los niveles aceptables de 250 unidades por ml.

Fundación Ingenio | El Mar Menor, a debate (II)

Fundación Ingenio | El Mar Menor, a debate (II) Eva Moya

Por su parte, el director de ANSE defiende que la conversión necesaria para el sector agrario debe provenir de un cambio de mentalidad y un esfuerzo de los propios agricultores, ya que entiende que el esfuerzo para cambiar el modelo no debe provenir de todos los murcianos, sino de los responsables del sector, a la vez que destaca el déficit estructural de los campos para recibir y gestionar las cantidades de recursos hídricos que reciben actualmente.

La bajada del nivel freático, en el punto de mira

La bajada del nivel freático, en el punto de mira

La gran acumulación de aguas subterráneas bajo el suelo que se acaba drenando a la laguna y la carga de nutrientes en estas se posiciona como una de las principales nuevas amenazas para el maltratado ecosistema. La solución puede pasar por un sistema que regule este nivel y aproveche ese agua.

Las soluciones para el Mar Menor resultan diversas para el grupo de expertos salvo por la opción de intervenir en las aguas subterráneas. En lo referente a la agricultura, Pérez Ruzafa (UMU) destaca que hay que derribar el mantra del vertido cero. «El Mar Menor necesita comer. Los peces y plantas que lo habitan necesitan un mínimo aporte», defendió el catedrático.

«Hay que deprimir el acuífero cuaternario», defendió tajante el representante de los Ingenieros Agrónomos del Campo de Cartagena, que puso a disposición de este fin los 1.000 pozos legales existentes en la comarca y defendió la creación de un sistema de uso del agua circular para que ninguno de los recursos hídricos acabe en el Mar Menor.

Para Pedro García (ANSE), la solución principal es que la agricultura deje de realizar aportes de nitratos a la laguna. Este hecho se puede conseguir a través de cinturones y filtros verdes, el uso de los campos de regadío ilegales con fines paisajísticos y la evolución de la industria agrícola a un modelo más ecológico y sostenible. Algo que rebatió el representante agrónomo esgrimiendo que la Unión Europea pone el objetivo de un 25% de cultivo ecológico para 2030 y que a día de hoy esa cifra ya se alcanza en el Campo de Cartagena. Para García, otros escenarios posibles son una moratoria urbanística acorde a la Ley Integral del Mar Menor y la recuperación de terrenos urbanizados en La Manga.