Con «muchísima alegría» e, inmediatamente, como una «gran responsabilidad». Así recibió la noticia María Trinidad, Catedrática de Anatomía Humana en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, de que se iba a convertir en la cuarta mujer en ocupar un sillón en la Real Academia Nacional de Medicina de España; el de su especialidad, que estaba vacante desde mayo de 2019: «Ocupar un sillón que es vitalicio, y especialmente el de la especialidad en la que yo me he formado, es una gran responsabilidad. Por todo lo que te exigirán después, pensando en lo que tendré que hacer…, pero recibí la noticia como una sorpresa y con gran ilusión», explica.

«Tenemos que abrir boquetes en el techo de cristal y, además, hacen falta políticas educativas y de conciliación laboral»

Y es que cada académico ocupa un sillón asociado a una especialidad médica o una ciencia afín a la Medicina, convirtiéndose en el responsable de las acciones que se hagan en esa especialidad; en este caso, para María Trinidad, en Anatomía Humana: «Ya me han encomendado incorporar diferentes términos anatómicos al diccionario médico. Y luego hay muchas otras acciones que deberé hacer, siempre en relación a los objetivos de la Junta Directiva y del presidente que, en este momento, es don Eduardo Martín Rubio».

María Trinidad es toda una eminencia en su campo, al ser también presidenta de la Real Academia de Medicina y Cirugía de la Región de Murcia, un trabajo «ilusionante» en el que se alegra de «tener compañeros y compañeras que son las grandes figuras en sus especialidades y que, además de ser unos grandes profesionales, son unas excelentes personas».

Pero esta Catedrática de la UMU es también un referente para las mujeres, ocupando la presidencia de la Asociación de Mujeres Científicas de la Región, siendo así la representante de una minoría: «Precisamente en esta asociación tratamos de conocer las causas de que todavía haya desigualdad en la Ciencia, y también ayudamos a las jóvenes científicas para que no abandonen la carrera, por un lado; y, por otro lado, intentamos promocionar las vocaciones científicas desde la niñez». Pero, para lograr un cambio significativo, María Trinidad tiene claro lo que se necesita: «Tenemos que abrir boquetes en el techo de cristal para conseguir que los peldaños de la escalera de la carrera científica de las mujeres sean tan altos o tan bajos como los de los varones, y para eso hacen falta políticas educativas y de conciliación laboral».