El juez mandó ayer a prisión provisional a Andrés Indalecio Ojeda, más conocido como el ‘talibán murciano’, por haber participado presuntamente en la comisión de 32 atracos, buena parte de ellos con alunizaje, en los dos meses que llevaba en libertad. Previamente, este individuo cumplió once años de condena tras ser detenido en Lorca tras fugarse de prisión en Castellón.

Ojeda formaría parte de una banda criminal que efectuó robos en la Región de Murcia, Alicante y Almería. Junto a él, otras cuatro personas fueron detenidas en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que llevó a cabo cuatro registros en distintos puntos de la Región, incluida la casa del ‘talibán murciano’.

Su abogado desde hace años, Manuel Chacón, asegura que «no hay ninguna prueba ni indicios contra él», que lo niega todo. Sí reconoce que ha tenido trato con algunos miembros de la banda, pero solo, explica, porque tiene un «taller casero» que heredó de su padre y les arregló sus coches.

"Está hundido; si no fuera por su pasado no entraría en prisión; no hay ninguna prueba contra él"

Manuel Chacón - Abogado

Chacón está convencido de que «si no hubiese sido por su pasado no entraría en prisión». Ojeda está considerado como uno de los delincuentes más peligrosos de la Región, y en su mochila carga con delitos como secuestro y tortura, tráfico de drogas y armas, violentos asaltos a joyerías, robos de vehículos, posesión de armas y el quebrantamiento de condena. Además, siempre se le ha relacionado con una célula islamista con contactos en la Región, aunque no se ha demostrado su vinculación a grupos terroristas.

«La fama le ha hecho mucho daño. Está hundido porque había cambiado y estaba rehaciendo su vida; acababa de solicitar el paro y estaba iniciando una relación. Es injusto», afirma el abogado.

La Policía ha presentado como pruebas contra él un vídeo de uno de los atracos y varias grabaciones telefónicas

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han presentado como pruebas contra él un vídeo de uno de los atracos «en los que se ve a un hombre con gorra y mascarilla, que podría ser cualquiera, y varias grabaciones telefónicas en las que no se dice nada expreso», asegura Chacón a esta Redacción. El resto del grupo, sin embargo, sí están identificados.

Por otra parte, le parece «imposible» que su defendido hubiera podido llevar a cabo más de una treintena de robos en el poco tiempo que llevaba en libertad.