El fiscal superior de la Región, José Luis Díaz Manzanera, anima a todas las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia Católica a denunciar. «Si no lo hacen, es imposible que nos enteremos», afirma.

Los seis procedimientos que se están tramitando en la justicia murciana partieron primero de una denuncia al Obispado. No constan otros procedimientos judiciales de este tipo que no hubieran sido comunicados por la propia Diócesis. En opinión del fiscal, esto ocurre por la «cercanía» de estas familias a las congregaciones religiosas. Precisamente, el sacerdote que ha recibido tres denuncias en San Pedro del Pinatar estaba vinculado al Camino Neocatecumenal, cuyos fieles son más conocidos como ‘kikos’ por el nombre de su fundador. Asimismo, la mayoría de estos delitos se cometieron en las propias viviendas de los menores o en las dependencias parroquiales cercanas a la iglesia, donde los niños se sentían seguros y sus familias, también.

Ante esta situación, es evidente la necesaria colaboración de la Iglesia para destapar los abusos a menores, y así lo reconoce el Ministerio Público: «El compromiso del Obispo es sincero». 

En este sentido, Díaz Manzanera, ahora que desde el Congreso y la Fiscalía General del Estado existe una disposición a investigar los abusos cometidos por religiosos, anima a todas las familias que han sufrido un suceso como estos a que acudan a la Fiscalía a denunciar lo sucedido. «Confiemos en que la línea de trabajo se mantenga. Han de saber que nos ponemos a funcionar inmediatamente después de recibir una denuncia», asegura. Pese a su convencimiento, lamenta que «muchos no saldrán a la luz» y que, incluso, «la mayoría no denunciará nunca». 

No obstante, insiste en que esta clase de delitos, aunque se lleven a los tribunales muchos años después, no prescriben durante mucho tiempo, ya que, cuando se trata de delitos cometidos contra un menor, el tiempo para que prescriban no empieza a correr hasta que estos no cumplen 35 años. 

«Alteran la conciencia»

Para Díaz Manzanera, la gravedad de estos delitos está en que sus autores «alteran la conciencia» de sus víctimas. «Hasta que se hacen mayores no empiezan a rechazar lo que les sucedió». Este es el motivo por el que los menores murcianos víctimas de abusos decidieron denunciar cuando alcanzaron la mayoría de edad.