La cantera de mármol ubicada en Abanilla cuyo dueño, Evedasto Lifante, la valora en 800 millones de euros y que se sospechó que podía haber estado en el trasfondo del asesinato de la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y de su pareja vuelve a estar de actualidad al destaparse el presunto caso de corrupción en torno a un funcionario de la prisión de Sangonera de Murcia.

Durante las investigaciones llevadas a cabo por el doble asesinato, ocurrido en mayo de 2013 en una casa rural de Molina de Segura, y a lo largo de las sesiones del juicio, celebrado en 2016, estuvo siempre en el ambiente la posibilidad de que aquellos crímenes se hubieran producido por desavenencias surgidas dentro de las negociaciones que se desarrollaban para la venta de esa cantera.

En el juicio y en declaraciones a los medios informativos Lifante reveló que el condenado como autor intelectual de los asesinatos, Juan Cuenca, exgerente del club de voleibol del que aquel era dueño, había falsificado su firma en ciertos documentos para ofrecerla en venta sin contar con su consentimiento.

Incluso señaló que llegó a pensar que él mismo estaba destinado a morir por las gestiones que se llevaban a cabo para esa venta, ya que con su desaparición los interesados en esa operación pasaban a tener la vía abierta para ello.

Ahora, esa cantera ha vuelto a estar de actualidad al aparecer en distintos momentos en las conversaciones telefónicas intervenidas a varios de los investigados por el presunto caso de corrupción en la cárcel de Murcia, por la que el pasado miércoles era ingresado en prisión el jefe de servicio de la misma J.M.S.L. por los presuntos delitos de cohecho, pertenencia a organización criminal y otros.

En esas conversaciones, se habla de la cantera y del trato de favor que el propio Evedasto recibía en ese centro penitenciario, en el que, tras dos años de permanecer huido, fue ingresado en mayo de 2019 para cumplir la sentencia que lo condenó a 5 años y tres meses de prisión por dos delitos contra la Hacienda Pública.

Precisamente esa pena le fue impuesta por haber faltado a sus deberes con el fisco al no ingresar el Impuesto de Sociedades correspondiente a los ejercicios 2005 y 2006 por esa explotación, y que ascendía a casi dos millones de euros.

En las conversaciones intervenidas en el caso de corrupción los principales investigados en el mismo se refieren a los contactos mantenidos con Lifante, de los que se desprende que se trataba de conseguir la propiedad de parte de los terrenos donde se ubica la cantera llevando a cabo un presunto deslinde irregular.

Y se hacen alusiones al posible trato de favor que recibe Lifante en la cárcel, ya que su firma es necesaria para realizar esa operación supuestamente fraudulenta que trata de evitar que la finca sea subastada, como se propone hacer la Agencia Tributaria para cobrar la multa y la indemnización fijadas en aquella sentencia, que suman alrededor de cinco millones de euros.

En una de esa conversaciones telefónicas se afirma que las gestiones llevadas a cabo a favor de Evedasto Lifante habían permitido que este disfrutara de un permiso de salida de dos días sin tener derecho a ello y de que incluso le abrían indicado, presuntamente, cómo sortear la prohibición de salir de la Región de Murcia, ya que tenía que ir a una provincia vecina a realizar determinadas gestiones.

Las diligencias de este caso indican que los principales investigados en el mismo habrían hablado entre ellos sobre la conveniencia de conseguir la colaboración de un funcionario de la Agencia Tributaria, que figura entre los encausados, para conseguir su propósito de evitar que Lifante perdiera la cantera.