La protagonista de esta entrevista continúa confinada en su casa de Barcelona. Sandra Blaya, cartagenera de 28 años, es enfermera en la UCI del Hospital Clínic de Barcelona y tiene covid. Otra vez. En concreto, desde marzo de 2020; es la cuarta vez que se contagia de coronavirus. Más que mala suerte.

¿Cuatro veces?

Me he contagiado cuatro veces, tres de ellas trabajando en una UCI, aunque una de ellas no está documentada. La primera vez, en la que no me hicieron pruebas, fue a finales de marzo de 2020. Por entonces, estábamos muy expuestos en el hospital. Tuve todos los síntomas. No fue hasta finales de abril cuando nos empezaron a hacer PCR de control al personal sanitario y en julio di positivo.

Tres meses después de la primera.

Sí, entonces solo tuve cansancio, pero di positivo hasta agosto, durante cerca de un mes.

Y le quedaba aún un contagio más ese 2020.

Caí en octubre. Entre que el trabajo era el infierno en la Tierra y esto, 2020 fue un año horrible.

¿Esta vez fue más suave?

Fue la peor. Tuve todos los síntomas: fiebre, dolor de cabeza, cansancio brutal, problemas gastrointestinales, náuseas, anosmia... Y también fue largo. Estuve hasta el 19 de noviembre dando positivo.

¿Cuándo se pudo vacunar?

En febrero aunque, en teoría, no podía. Pero no podía estar cogiendo el covid cada tres meses. En un principio, solo me dejaron ponerme una dosis, pero estuve insistiendo mucho tiempo hasta que, en agosto, me pusieron otra.

Eso le dio un descanso durante el resto del año.

Me seguían haciendo PCR de control y siempre di negativo. En 2021 me libré por la vacunación. Mis compañeras, que se pusieron la tercera dosis, se han librado de contagiarse en esta sexta ola.

Tampoco puede decir lo mismo.

No. El 28 de diciembre volví de Cartagena de pasar la Navidad y mi pareja volvió el 31. Un día después empezó con síntomas, así que nos confinamos y el 5 di positivo. Ahora estoy con congestión, dolor de garganta y tos. Tiene toda la pinta de Ómicron.

Debe ser muy fácil infectarse si se es enfermera en una UCI.

Sí. Salvo esta última vez, que ha sido por mi pareja, me he contagiado por brotes en la UCI. La primera vez, en marzo de 2020, caímos varias.

¿Pero allí iría siempre muy protegida?

Menos la primera vez, que aquello parecía un hospital de campaña. Las otras dos veces en el hospital siempre me he infectado cuando la UCI dejaba de ser covid y nos relajábamos un poco más.

¿Conoce casos tan extremos como el suyo?

No, solo tengo compañeras que lo han pillado dos veces.

En el mismo hospital se habrán sorprendido.

La segunda vez me hicieron estudios de inmunidad, pero se fue pasando el tiempo y quedó en nada.

¿Le pone nerviosa esa facilidad suya para contagiarte?

Me tranquiliza que no tenga ninguna secuela ni covid persistente.

¿Cómo lo ha llevado psicológicamente con los confinamientos?

Pues durante el segundo tuve la suerte de que mis compañeras de piso se fueron de vacaciones y me quedé sola en casa. En octubre lo pasé mal porque mi habitación era bastante pequeña y mi ventana daba a interior. Además, estaba bastante peor de salud y coincidió con mi cumpleaños. Ahora tengo más espacio y luz solar, que es muy importante.

Su familia de Cartagena estaría preocupada.

Y a mí me preocupaba bajar a Cartagena. Siempre lo he hecho con PCR negativa. Mi abuela tiene 94 años y mi madre es persona de riesgo. Al menos puedo decir con orgullo que no he contagiado a nadie.

Habrá quienes lean esta entrevista y piensen que vacunarse no vale para nada.

Pues que se pasen por las UCI ahora y las comparen con cómo estaban en 2020. En cuanto me dejen en el hospital, me pongo la tercera.