La crisis, las nuevas formas de consumo, el uso generalizado de las nuevas tecnologías, la preocupación por el medio ambiente, el auge de la economía circular… son algunos de los cambios sociales de la última década que también han modificado nuestros hábitos de consumo. Una de las consecuencias de estos cambios ha sido el auge de la compra y venta de productos de segunda mano. En esta última década, las tiendas vintage y las plataformas online han llegado a convertirse en el fenómeno de moda.

Lo que comenzó siendo una carrera por hacerse con muebles y prendas de carácter vintage, se ha convertido en una de las opciones comerciales favoritas de los murcianos. De hecho, el sector de la segunda mano ha crecido en los dos últimos años en torno a un 20% en España.

¿Qué ha cambiado para este ‘boom’ de lo usado? Varios han sido los motivos, pero sobre todo dos han propiciado su despegue: La mayor concienciación ambiental entre jóvenes y la precaria situación económica que viven centenares de hogares en la Región de Murcia. A esto se ha unido la actual situación sanitaria, la cual ha aumentado la venta de productos estrechamente relacionados con el teletrabajo y la vida al aire libre: Bicicletas, escritorios o consolas han sido algunos de los productos más demandados en las app y establecimientos de segunda mano.

«El perfil de nuestros clientes es muy variado, no sólo se acercan personas en situaciones difíciles»

Además, la conocida crisis de suministros o escasez de productos, debido al encarecimiento de los precios de los fletes del transporte marítimo, con contenedores cuyo precio se ha llegado a multiplicar por diez, sobre todo, ante la cercanía de la Navidad, parece que le van a dar una oportunidad a los productos de segunda mano, que representan una alternativa sostenible para hacer frente al potencial desabastecimiento de productos de final de año.

Una clienta en Traperos de Emaus en Murcia. Juan Carlos Caval

Desde la Federación de Comercio de la Región de Murcia, se constata un crecimiento desigual de este sector. «Mientras cada vez son más las plataformas que ofrecen el servicio de compra-venta de productos de segunda mano, el número de comercios dedicados a este sector sigue siendo el mismo», afirma Carmen Piñero, presidenta de los comerciantes murcianos.

Sin embargo, cada vez son más las tiendas solidarias existentes en la Región. Caritas, Traperos de Emaús o Creando Futuro han sido algunas de las ONG que se han lazado a la venta de prendas ya usadas con el fin de generar fondos para los colectivos desfavorecidos. «La gente ha sido muy reacia a la segunda mano, pero cada vez son más las personas que acuden a nuestros locales», comenta Paco López, coordinador de Traperos de Emaús en Murcia.

«La gente ha sido muy reacia a la segunda mano, pero cada vez son más los que acuden a nuestros locales»

«El perfil de nuestros clientes es muy variado, no sólo se acercan personas en situaciones difíciles, sino también gente joven. De hecho, son los jóvenes los que más acuden a nuestros establecimientos», declara López. Una afirmación que viene a romper con el mito de que los productos reutilizados están asociados a personas con escasos recursos económicos. Del mismo modo sucede en la tienda solidaria regentada por la ONG Creando Futuro. Este humilde establecimiento, que combina las labores de banco de alimentos con las propias de una tienda de moda, ha llamado la atención de miles de jóvenes atraídos por las chaquetas de pana o las coderas.

«Sorprendentemente, son más los jóvenes que se acercan hasta aquí que personas en riesgo de exclusión social. Esto permite financiar el servicio de alimentos que ofrecemos en el establecimiento», comenta Maynor Samael, responsable de la Tienda Solidaria de Santa Eulalia a LA OPINIÓN.

Los responsables de Creando Futuro, ante su local. Juan Carlos Caval

Preguntado acerca de la polémica que despiertan las tiendas solidarias, Maynor se muestra sorprendido porque «es imposible que una tienda como la nuestra, donde apenas hacemos de caja 10 o 15 euros al día, sirva para lucrarse con este negocio».

Testimonios que vienen a ratificar los resultados del estudio elaborado por Vibbo, Marketplace de productos de segunda mano. Según esta muestra, el perfil tipo del consumidor de segunda mano es un hombre o mujer de 35 años de media, con un nivel socioeconómico alto y que se preocupa por el medio ambiente con pequeños gestos como reciclar, usar bombillas de bajo consumo, etc... En un año, estos compradores pueden llegar a gastar en este tipo de productos hasta 1.236 euros de media.

Esta tendencia se repite en la Librería Mandrágora, establecimiento ubicado en el barrio murciano de Santa Eulalia. En sus estanterías conviven las últimas novedades con miles de libros de segunda mano. También se pueden encontrar vinilos, fotografías… Para su propietaria, Rosa Lorente Negroles, su establecimiento «no está encasillado a ningún perfil, ya que asociar la segunda mano a precariedad es un mito. Aquí ha venido gente de todo tipo. Desde personajes políticos hasta personas que buscan gangas».

Al contrario de lo que puede pasar en otros sectores, los productos vintage «atraen a mucha gente joven, estudiantes que buscan algo diferente y que se salga de la línea de la facultad», apunta esta licenciada en Educación Primaria.

Se disparan las ventas de bicicletas reutilizadas ante la falta de stock

La pandemia del coronavirus ha traído muchos cambios sociales y tendencias que han llegado para quedarse. Entre ellas, el aumento del uso de la bicicleta, cuyo uso para desplazarse ha crecido también en la Región de Murcia tanto para hacer ejercicio como para desplazarse por la ciudad. Daniel Andreello, trabajador de Bicicletas Puertas de Murcia, ha constatado un aumento en la venta de bicicletas, «sobre todo en las de segunda mano». 

Cuando España salió del confinamiento, la gente decidió subirse a las dos ruedas motivada por las actividades al aire libre, que eran prácticamente las únicas que se podían hacer. Un factor que «ha disparado la compra de bicicletas reutilizadas, sobre todo a través de la página web», afirma Andreello. A ello se ha sumado la falta de stock, lo que ha imposibilitado la creación de nuevas monturas. Si antes se podía entrar en una tienda de bicis y salir pedaleando, ahora hay que esperar barios meses para llevarse una bicicleta nueva. «La paralización de la producción ha generado que en la actualidad tengamos lista de espera para adquirir una bici nueva», añaden desde Bicicletas Puertas de Murcia. Esta espera ha propiciado la aparición de distintas opciones de venta. Una de ellas ha sido la de bicicletas utilizadas por ciclistas profesionales a precio reducido. Este es el nuevo concepto que algunas tiendas han empezado a promover ante el aumento de usuarios de este vehículo. Estos productos pertenecen a los corredores y una vez finaliza la temporada las marcas las ponen en venta. Sus cuidados son muy buenos debido a que han sido de equipos profesionales.

«En la actualidad tenemos lista de espera para adquirir una bici nueva», explican desde Puertas de Murcia

Andreello espera que «con el aumento de stock, la venta de bicicletas de segunda mano se reduzca considerablemente. Pues a todos nos hace ilusión tener nuestra propia bici recién estrenada». Pronóstico que parece lejos de cumplirse, ya que no sólo en España, sino también en todo el mundo ha subido la compra de bicis. En China la demanda se multiplicó cinco veces a raíz de la pandemia por coronavirus y esto se vio reflejado en el aumento de costes de producción. Las marcas más populares en países como Estados Unidos o Alemania llegaron a elevar los precios hasta 50 euros por unidad.

La Región, la que más invierte en coches de segunda mano 

La dificultad para acceder a un coche nuevo puede ser una de las causas del incremento de la demanda de vehículos de segunda mano. Con una inversión media de 14.325 euros (2.200 euros más que la media nacional), los murcianos son los españoles que más dinero emplean en un coche de segunda mano seguidos de los catalanes y de los andaluces. Datos que contrastan con la escasa inversión que destinan otras comunidades como Aragón, Castilla-La Mancha o Madrid. Al igual que en otros sectores, la adquisición de un nuevo vehículo conlleva armarse de paciencia ya que, en algunos casos, hay meses de espera por la falta de microchips. La crisis económica derivada del coronavirus también ha llevado a muchos murcianos a adquirir un vehículo de segunda mano.