El Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Sangonera, en Murcia acogió en 2020, año marcado por el comienzo de la pandemia, a un total de 380 internos, según los datos que maneja la fiscal delegada de Extranjería en la Región, Silvia Benito.

En concreto, durante el citado periodo se produjeron un total de 145 expulsiones, de las cuales 119 fueron devoluciones. De los extranjeros que ingresaron en el centro, un inmueble que actualmente se encuentra cerrado por obras, 299 llegaron a España en patera y 81 fueron internados ahí por orden judicial. En cuanto a la puesta en libertad, se produjeron 219.

Cabe recordar que el periodo máximo de encierro que permite la ley en estos centros son 60 días, al término de los cuales, si no ha habido deportación, la Policía Nacional, cuerpo que tiene en exclusiva las competencias en Extranjería, los deja libres.

El periodo máximo de encierro que permite la ley en estos centros son 60 días: al cumplirse, se procede a la libertad

La fiscal, que reflejó estas cifras en la Memoria 2021 de la Fiscalía Superior, detalla que «se han producido en el desarrollo de la actividad diaria propia del centro algunos incidentes dignos de mención». En concreto, explica que se han registrado tres casos de agresiones, por parte de extranjeros, a funcionarios de la Policía Nacional que trabajan en el CIE, afortunadamente leves.

Asimismo, constan cinco casos de internos que se autolesionaron, «todos ellos con lesiones leves que no necesitaron más que una primera asistencia», precisa el Ministerio Público. También se dieron siete casos de desobediencia leve: «Todos ellos se han resuelto finalmente mediante el dialogo, sin ser necesario el uso de la fuerza», celebra la fiscal.

Hace unos años, en cambio, el centro era un polvorín. Por ejemplo, en 2017, dos agentes de la Policía Nacional resultaron heridos en un motín que se produjo en las dependencias de Sangonera, durante el cual una treintena de internos aprovecharon para escapar. Entonces las instalaciones estaban saturadas.

Volviendo al último año del cual la Fiscalía tiene cifras, hubo «huelgas de hambre en seis ocasiones», prosigue el Ministerio Público. Estas iniciativas por parte de los extranjeros tuvieron «una duración de entre tres y cinco días» y todas ellas «las finalizaron voluntariamente los internos».

A este respecto, comenta la fiscal que también se dieron «meras negativas a desayunar o comer un día», sin más recorrido.

En cuanto a las peleas tras los muros del CIE, «se produjeron un total de 15 casos de agresiones entre internos, de las cuales en once ocasiones los internos han necesitado una primera cura por los servicios médicos de este centro, debido a las lesiones leves que se produjeron».

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Ahora mismo, el centro de Sangonera está cerrado por obras: se prevé poner cierres automáticos a las puertas que no cuentan con ellos e instalar aseos en las dependencias que no tienen.

Desde la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) de la Región de Murcia llevan tiempo asegurando que el lugar tiene unas «instalaciones deplorables y viejas» en las cuales los internos se encuentran «hacinados». La reforma que ahora mismo está en marcha, y que lavaría la cara al centro, daría lugar a que se acabase esta situación «inhumana».