Las precipitaciones sobre la cuenca del Campo de Cartagena y los aportes del riego en las explotaciones agrícolas suponen la principal entrada de agua dulce al Mar Menor, vía superficie. Por contra, la descarga de agua subterránea en la laguna es significativamente menor, hasta cuatro veces menos. Los primeros pasos científicos del proyecto SmartLagoon, que coordinan investigadores de la Universidad Católica de Murcia (UCAM), han ido encaminados en crear un primer modelo hidrológico e hidrodinámico que simula lo que ocurre en la cuenca y en la laguna salada en términos de volumen de agua.

Este primer estudio certifica los análisis más recientes de la entrada de agua en la laguna. Empleando datos de evapotranspiración de las plantas (pérdida de humedad) por teledetección (satélites), el estudio llevado a cabo por el investigador principal del proyecto de la UCAM, Javier Senent, estima que, para el periodo de tiempo comprendido entre los años 2003 y 2019, una escorrentía superficial media anual de 49 hm3/año frente a los 11 hm3/año procedentes del subsuelo. Este primer avance, hecho en colaboración con la Universidad de Aarhus de Dinamarca, se ha centrado «solo en los volúmenes de agua», pero más tarde el equipo científico determinará la cantidad de nitratos que llegan al Mar Menor.

El investigador Javier Senent no cree prioritario drenar el acuífero porque "no es lo que más daño hace"

Los datos van aparejados a los de otros informes previos, como el realizado por la empresa Tragsa para la Confederación Hidrográfica del Segura, que determinó que el volumen de la entrada de agua dulce del acuífero cuaternario al Mar Menor es de entre 11,6 y 8,5 hectómetros cúbicos al año. Estos resultados conforman el principal argumento que esgrime el Ministerio para la Transición Ecológica, que no cree necesario drenar el acuífero como pide el Gobierno regional debido al alto nivel freático que presenta sobre todo en las zonas más cercanas a la costa.

Una línea que va en contra de lo planteado en el Plan Vertido Cero, «desfasado» para la ministra Teresa Ribera al basarse en unos datos de descarga subterránea muy superiores a los que se han confirmado en fechas más recientes.

"No es fundamental"

Para Senent, con los datos delante, drenar el acuífero «no es el elemento fundamental», ya que la descarga que «más daño hace es la superficial», por la entrada de agua procedente de fuertes lluvias que arrastran sedimentos y nitrógeno procedentes de la agricultura. El investigador de la UCAM, director de la Cátedra Internacional de Investigación del Agua, destaca que en términos de volumen «es mucho más lo que entra por superficie que lo que llega por el Albujón por las descargas subterráneas» en los últimos kilómetros de la rambla, un caudal que se cuantifica en 4,8 hm3/año como media del periodo 2003-2019.

«El modelo calcula la evapotranspiración de las plantas, cuánto circula por la superficie y cuánto se infiltra» en el terreno. «De lo que se infiltra hay una parte que descarga de forma lateral en el Mar Menor» por la conexión hidráulica directa entre ambas masas de agua y «otra parte que va más abajo», hacia acuíferos más profundos. Calcular esa diferencia «es muy difícil de cuantificar», señala Javier Senent.

Respecto a la hidrodinámica del Mar Menor, el modelo estipula que el intercambio de agua con el mar Mediterráneo varía entre 160 hm3/año entrando en el Mar Menor en el año más seco y 77 hm3/año saliendo del Mar Menor al Mediterráneo como consecuencia de la DANA de 2019. De media, el intercambio neto de agua entre el Mar Menor y el Mediterráneo es de 82 hm3/año hacia la laguna.

Cámaras de vigilancia en la rambla del Beal y varios tramos del Albujón

La ausencia de datos sobre el caudal de las ramblas en la cuenca del Campo de Cartagena, sobre todo en las cabeceras y en los tramos medios, es uno de los problemas a resolver por los investigadores del proyecto SmartLagoon. A la instalación de una cámara que controlará el cauce del Albujón a su paso por Fuente Álamo se sumarán otras en la cabecera de esta rambla y en la del Beal para controlar la Sierra Minera de Cartagena.

Predecir anoxias y valorar si las limitaciones en la cuenca son positivas

Los próximos tres años son fundamentales para el desarrollo del proyecto que lidera la UCAM junto a otras universidades europeas. Los investigadores pretenden sumarse a la monitorización de la laguna como ya hacen las universidades de Murcia y Cartagena, el Instituto Español de Oceanografía o la Comunidad. El proyecto, financiado con fondos europeos, contará con la instalación de una boya que mida los parámetros físico-químicos del Mar Menor. El modelo digital, que avanzará ahora cuantificando los nitratos que llegan a la laguna, se empleará como herramienta para evaluar el efecto que tendrían las escorrentías en la cuenca si se implementan medidas como las fijadas en la Ley del Mar Menor. El investigador Javier Senent señala, por ejemplo, que la orientación de los cultivos en contra de la pendiente es una medida eficaz frente a las barreras vegetales en una cuenca con poca pendiente. Ante la llegada de precipitaciones y con el modelo calibrado, Senent asegura que se podrá simular si habrá episodios de anoxia en la laguna.