Alfonsa García Ayala, catedrática de Biología Celular y decana de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia (UMU), ingresaba recientemente en la Academia de Ciencias de la Región de Murcia. Es la sexta mujer investida como académica de número de la entidad, y a raíz de este ingreso charla con LA OPINIÓN.
La presencia de las mujeres en la Academia de Ciencias es muy reducida. ¿Tiene la ciencia una asignatura pendiente con la igualdad?
Poco a poco se va superando esta situación. Cada vez hay más investigadoras y catedráticas con un currículum similares a los de los hombres y se va ocupando el sitio que por justicia nos corresponde. Es cierto que hay una circunstancia que limita a la mujer, que es la maternidad. La maternidad llega justo en el mismo momento en el que una tiene que promocionar, en el que se tiene que ir al extranjero...
En su investidura pronunció el discurso titulado ‘Los peces: de la acuicultura a la biomedicina’. ¿Qué relación hay entre la biomedicina con la industria de la acuicultura?
Realmente no existe una relación directa entre la biomedicina y la acuicultura, sino que es tan solo una manera de hilar mi tarea investigadora a lo largo de todos estos años.
¿Son los peces los grandes olvidados del bienestar animal?
Claro que son los grandes olvidados: el motivo es que es un industria relativamente nueva. Por ejemplo, en ganadería, ¿quién no ha visto un camión de pollos y cómo los matan? En acuicultura sucede algo muy distinto: los peces están enjaulados mar adentro y para el público es más complejo ser testigo de los procedimientos que se siguen.
«Los humanos usamos antibióticos, pero de momento a nosotros no nos come nadie»
¿Qué avances se han ido poniendo en marcha, en beneficio de estos grandes olvidados?
Hemos trabajado en un protocolo para sedar y aturdir a los peces durante el proceso previo al sacrificio. Con ese fin utilizamos el aceite esencial de clavo, que los ‘sacamuelas’ utilizaban como anestésico hace muchos años, para que los peces disminuyan su actividad, algo parecido a un ligero atontamiento. Unos resultados muy interesantes y cuya patente se ha extendido a nivel internacional.
Un resultado muy atractivo para la industria también...
Son resultados de aplicación a la industria. Muchas veces escuchamos que los investigadores vivimos ajenos a los problemas de la sociedad; bueno, algunas veces nos acercamos (ríe).
¿El consumidor está sensibilizado con la situación de los peces, es consciente de lo que sufren en su sacrificio?
Yo creo que no. La sensibilización con el sacrificio de los peces es similar al conocimiento que existe con el uso de antibióticos en la industria alimentaria. Los humanos hacemos uso de ellos, pero porque de momento a nosotros no nos come nadie (ríe). Se pretende que haya vacunas que prevengan a los peces frente a las enfermedades y que, de esta forma, no sea necesario el uso de antibióticos en la acuicultura destinada al consumo humano. Todo eso se consigue conociendo la respuesta inmunitaria de los peces a través de la investigación.
«Cuando trabajas con la acuicultura obtienes resultados que se pueden vincular con la investigación humana»
En el ámbito de la salud humana, ¿qué potencial tiene la investigación con los peces?
Muchísimo potencial: cuando trabajas con la acuicultura obtienes resultados que se pueden vincular con la investigación humana, pero el fin no es ese, la verdadera finalidad es mejorar la producción de la acuicultura. El pez modelo es el pez cebra, un animal con muchas ventajas experimentales.
¿Cuáles son esas ventajas?
Debido a su transparencia se puede seguir el desarrollo de las células y de determinados cánceres a través del microscopio. Además, su genoma es muy similar al nuestro, hasta en un 70%, por lo que es más sencillo hacer un seguimiento de enfermedades similares a las del ser humano.
¿Cómo puede contribuir un pez en la lucha contra las enfermedades raras?
Puede el pez cebra. No la dorada o la lubina, el pez cebra. Tenemos muchas líneas mutantes contra este tipo de enfermedades, las raras, pero la que estamos utilizando ahora es una línea que tiene una inflamación crónica de la piel. Trabajamos con clínicos del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia para que nos faciliten muestras de pacientes con psoriasis o dermatitis atópica a fin de relacionarlo con el estudio de los peces y que sea, en el futuro, una diana terapéutica contra determinadas enfermedades clínicas.
¿Se ha podido desarrollar ya algún medicamento gracias al estudio con los peces?
En lo que respecta a nuestras investigaciones no. Estamos, por el momento, en un punto de investigación básica: lo que se obtiene es conocimiento elemental, con el objetivo de que, a largo plazo, pueda darse el salto definitivo a este respecto.