Más de 2.000 menores de edad, hijos de mujeres víctimas de violencia de género, han recibido ayuda en el Servicio de Atención Psicológica a Hijos e Hijas de Mujeres Víctimas de Violencia de Género de la Región de Murcia (Sapmex) desde su creación en el año 2009, informa la doctora en Psicología y coordinadora del recurso, Maravillas Castro.

En concreto, «desde el inicio hemos atendido en el servicio a 2.071 menores», detalla a LA OPINIÓN Castro, que añade que «cada mes llegan unos 20 o 25 casos nuevos y actualmente son cerca de 700 los que se encuentran recibiendo atención». 

A la hora de prestar ayuda a otros pequeños, «seguimos protocolos sistemáticos de evaluación y tratamientos psicológicos, elaborados por nuestro equipo», desgrana la responsable del servicio, al tiempo que subraya que «nuestra labor terapéutica persigue disminuir las alteraciones emocionales o conductuales que presentan los menores y potenciar sus recursos personales y familiares», con el fin de que puedan «hacer frente de manera saludable a las condiciones de violencia que les ha tocado vivir». 

El servicio, en el cual la Región fue pionera, está compuesto por una docena de profesionales (diez psicólogos y dos administrativas) y, aunque la sede central está en la capital murciana, «gestionamos y coordinamos la atención itinerante que los psicólogos prestan en 17 municipios: además de Murcia, Yecla, Alcantarilla, Águilas, Archena, Bullas, Caravaca, Cartagena, Ceutí, Cieza, Fuente Álamo, Jumilla, Los Alcázares, Lorca, Mazarrón, Santomera y Totana.

Desde 2015, el juez puede dictaminar que los vástagos de mujeres maltratadas acudan a este tipo de terapias

Además del tratamiento psicológico «tradicional», desde 2015 se incorporaron al servicio «terapias complementarias», tales como la asistida por animales. «Actualmente llevamos a cabo el programa Tomas las riendas, a través de equinoterapia con mujeres para trabajar, su rol marental, y el Proyecto Toy con terapia canina que se realiza con menores que se encuentran junto a sus madres en el centro de emergencias por violencia de género», precisa Castro.

De la terapia con animales se ocupa Mavi Alcántara, también doctora en Psicología, que concreta que, «la terapia asistida por animales consiste en una intervención estructurada y orientada a unos objetivos terapéuticos que se realiza incorporando animales en las sesiones que se desarrollan en un entorno natural». 

"Las secuelas van desde tristeza y miedos a problemas para controlar la ira"

Alcántara enumera que «entre los beneficios destaca el facilitar la expresión emocional, reducir la fatiga atencional, catalizar la interacción social fomentando la comunicación, aumentar el autocontrol, reducir la sensación de aislamiento y fomentar la autoestima».

Mavi Alcántara, doctora en Psicología. G. Asís

Los animales que participan en las sesiones han de estar entrenados «física y mentalmente» para ejercer su particular papel de terapeutas de cuatro patas.

Volviendo a los menores, a la pregunta de cómo llegan estos al Sapmex, la coordinadora del mismo manifiesta que «la derivación a nuestro servicio se realiza desde los recursos especializados en violencia de género: en la mayoría de las ocasiones son las psicólogas de los CAVI (centros de atención a víctimas de Violencia de género) las que detectan, durante la atención a las mujeres, que sus hijos pueden presentar alteraciones a nivel psicológico relacionadas con la situación de violencia vivida». Otros recursos que derivan a los pequeños son las casas de acogida, el centro de emergencias o el equipo municipal de atención a víctimas de violencia machista (EMAVI), puntualiza. 

Maravillas Castro, coordinadora del recurso. Gustavo Asis

Castro recuerda que «desde el año 2015, los juzgados también pueden dictaminar que niños expuestos a violencia de género reciban tratamiento psicológico en el servicio, solicitando información periódica sobre su seguimiento». Entonces, «tras una primera entrevista con la madre, y después de valorar la documentación judicial que aporta, se determina si es posible realizar la atención psicológica directa a su hijo».

Cada caso es único

A la cuestión de cuáles son las secuelas emocionales que ven en niños que han presenciado violencia contra sus madres, Castro afirma que «son muy variadas: síntomas ansiosos, tristeza, miedos, problemas para controlar la ira… por eso resulta fundamental llevar a cabo una valoración psicológica exhaustiva de cada caso». «Esto nos permite conocer los factores personales, familiares y sociales, tanto de riesgo como de protección, que han podido intervenir en el desarrollo o no de problemas psicopatológicos que les interfieren en su vida», resalta. 

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«A los niños y niñas se les ofrece un espacio seguro en el que pueden expresar cómo están viviendo la situación de conflicto familiar y donde pueden trabajar estrategias saludables para afrontarla: relajación, expresión y regulación emocional, resolución pacífica de conflictos, autoprotección y búsqueda de ayuda en situaciones de peligro, elaboración de su propia historia de vida y proyecto saludable de futuro», hace hincapié la coordinadora del Sapmex, que agrega que «con las mujeres, se trabaja el fortalecimiento del vínculo con sus hijos y la reflexión sobre su rol marental». Para que, juntos, puedan salir y salgan.

"Con los agresores debería trabajarse su rol parental"

La coordinadora del Sapmex tiene claro que «cuando existe violencia de género en un hogar no sólo es necesario poner medidas de protección hacia la mujer».

A este respecto, remarca que «si vivir en un entorno de violencia de género se considera violencia psicológica hacia los niños, y numerosos estudios llevan décadas alertando de que en el 30-60% de los casos el padre que ejerce la violencia también maltrata directamente a los menores, entonces nos encontramos ante un riesgo en su paternidad». 

«Es imprescindible valorar la magnitud de ese riesgo en cada caso, pero hay que hacerlo antes de establecer los contactos padre-hijo», hace hincapié.

Maravillas Castro también subraya que «si como medida de protección hacia los menores los juzgados dictaminan suspender temporalmente las visitas paternofiliales, es importante que ese tiempo se enfoque en un trabajo terapéutico con los agresores en su rol parental con el fin de que se pueda valorar la posibilidad de retomar en algunos casos los contactos». En este sentido, la doctora indica que «para ello se debería asegurar que no hay riesgo de violencia para los menores ni para su madre y que el padre posee las habilidades parentales adecuadas».