La violencia hacia la mujer es concebida como violencia de género por su componente estructural, es decir, se basa en prejuicios hacia las personas que son diferentes a nosotros simplemente por el hecho de serlo. En el caso de la mujer, como pasa con las agresiones racistas por ejemplo, se trata de una violencia infligida a una persona a la que el agresor considera inferior a él. Dichos prejuicios están muy arraigados en nuestra cultura, hasta el punto de pasar desapercibidos o, incluso, de ser ensalzados por distintos colectivos.

Es el caso de la pintura. En todos los grandes museos del mundo podemos contemplar cómo de las paredes cuelgan escenas realmente aterradoras de raptos, violaciones y humillaciones a la mujer que incluso se han romantizado. La mayoría de estas obras están basadas en la mitología clásica, un tema recurrente entre los pintores que, al representarlas se dividen entre dos vertientes: los que muestran el horror de la escena y los que llegan a idealizar a la mujer sometida mostrándola como una persona que disfruta de ese momento.

Así nos encontramos, por ejemplo, el Rapto de las hijas de Leucipo, de Rubens, ubicado en la Pinacoteca Antigua de Múnich. En él podemos ver cómo las dos semidesnudas y con los ropajes raídos, son agarradas con brutalidad para ser secuestradas. En este cuadro, además, el pintor incluye un pequeño Cupido, para endulzar la atroz escena.

También podemos apreciar esta violencia estructural y el abuso de poder en Susana y los viejos, de Artemisia Gentileschi. Esta pintura está basada en un personaje perteneciente al Libro de Daniel del Antiguo Testamento. Esta escena representa a una mujer judía, Susana, que fue acusada de adúltera por unos jueces que la espiaron e intentaron violarla mientras se bañaba desnuda en un lago. Como la muchacha opuso resistencia, los jueces intentaron incluso que fuera condenada a pena de muerte.

La música es otro medio artístico que se emplea para lanzar mensajes misóginos y violentos. Son muy conocidas las letras que se interpretan dentro del reggaeton. Sin embargo, entre nuestras canciones más tarareadas también se encuentran mensajes violentos. Hablamos de Every breath you take de The Police, una canción que equivocadamente siempre se ha considerado una canción romántica. La letra cuenta con versos como «A cada aliento que tomes / a cada movimiento que hagas / a cada atadura que rompas / a cada paso que des / te estaré vigilando». El propio Sting, cantante del grupo británico, la califica como una canción «maligna», ya que está escrita desde la perspectiva de un acosador cegado por el control, los celos y la persecución.