La caza deportiva del arruí en Sierra Espuña volverá a estar encima de la mesa. La Junta Rectora del Parque Regional de Sierra Espuña debatirá mañana en un pleno monográfico sobre esta especie invasora posibles medidas para encaminar su futuro a una población mínima o su erradicación en este espacio protegido. Desde 2016, tras una sentencia del Tribunal Supremo, esta especie pasó a considerarse en España como exótica invasora y su control cinegético en Sierra Espuña pasó a manos de los forestales dejando sin efecto la Reserva Nacional de Caza que existía antes.

En esta cita, la Federación de Caza de la Región de Murcia quiere proponer la vuelta a la caza deportiva de la especie en este enclave protegido, que se ha convertido en una de las principales zonas de recreo y ocio de los amantes de la naturaleza, sobre todo en los últimos años.

De nuevo, chocan los intereses de cazadores y ecologistas. Donde unos ven una oportunidad para mejorar el «capital económico y social» del parque regional y de los municipios que lo pisan, otros ven sumar un peligro a un gran terreno forestal que tiene de media más de 16.000 visitantes al año.

La Federación de Caza entiende que es «compatible» el turismo en la zona con la caza: «La caza está desde que el hombre existe. Las nuevas actividades que se den en el parque son las que se deben adaptar a la caza». Su presidente Francisco Bastida pondrá encima de la mesa el argumento de que la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad permitiría la caza de una especie exótica invasora si esta ocupaba un terreno como Sierra Espuña antes de crear la norma en 2007.

Bastida tendrá difícil convencer a los representantes de la junta gestora pero cuenta con el hartazgo de los agricultores de la zona, que ven que durante el confinamiento y meses después la población de arruí causó numerosos daños a los cultivos. Además, fuentes consultadas añaden que el director general de Medio Natural, Fulgencio Perona, estaría de acuerdo con retomar la caza deportiva con condiciones, aunque la postura oficial de la Consejería de Medio Ambiente es «escuchar a todos y recabar sus propuestas para, posteriormente, poder tomar la decisión con el mayor consenso posible».

Los cazadores han preparado el terreno con reuniones previas con ayuntamientos de la zona para medir la temperatura en cuanto a la problemática del arruí. Propondrán a Perona una «gestión cinegética» del arruí «supervisada» por agentes medioambientales, a los que se les ofrecería «pagar el sueldo» del día por vigilar a los cazadores y repartir el dinero que pagan por pieza (los consistorios podrían recibir el 25%) o una tasa a parte por esta especie. «Desde que la gestión la llevan a cabo los forestales, la Administración regional ha perdido 270.000 euros solo por la caza en la reserva nacional. A ellos les cuesta abatirlo 60 euros al día».

La población actual de la especie en el emblemático parque es de 719 ejemplares, siendo el máximo permitido por los planes de gestión y de ordenación de recursos natural de hasta un máximo de 300 cabezas. En la campaña de 2020 a 2021 los agentes medioambientales abatieron 846 ejemplares. Desde 2014, con los planes de erradicación de la especie que se crearon la Consejería de Medio Ambiente logró reducir el elevado número de individuos los primeros años, pero ahora no se ha logrado dejar el número poblacional por debajo de lo permitido.

El arruí o muflón del Atlas supone una amenaza para especies protegidas de flora o leñosas amenazadas en el parque: «Diversas especies de flora catalogada y con alto valor ecológico, se han visto afectadas directamente por el ramoneo del arruí y otros ungulados, llegando a poner en grave peligro la regeneración de nuevos individuos», reza el plan de gestión de Sierra Espuña.

Ecologistas: «¿Quién se hace responsable si disparan a un turista?»

Ecologistas en Acción ve inviable la caza en este parque regional por un motivo: el peso que ha tenido los últimos años las actividades recreativas y el valor ecológico de Sierra Espuña en los visitantes murcianos y de otras comunidades y países es incompatible con cazar en la zona. «¿Quién asumirá la responsabilidad de causar algún herido por arma de fuego en un parque tan concurrido?». Senderistas, ciclistas o familias se hacen a los caminos cada fin de semana y los viajes de escolares son muy frecuentes entre semana. «Al margen de cuestiones ambientales, ya que afectaría por ejemplo a la nidificación de aves rapaces, el ecoturismo de la zona no puede desarrollarse con la caza».