Los próximos años presentan varios retos en la lucha contra el cambio climático. Entre ellos nos encontramos ante la carrera por impulsar la transición energética hacia la descarbonización de la economía en la que, sin lugar a dudas, las energías renovables están siendo las protagonistas. Si analizamos las diferentes opciones de energías limpias, la solar fotovoltaica adquiere un papel relevante. La revolución fotovoltaica que estamos viviendo en el mundo y, en especial, en países como España, está siendo clave para empujar los objetivos marcados para la transición energética, y debemos seguir trabajando para que así sea.

Aunque el desarrollo de las plantas fotovoltaicas es necesario, debemos asegurarnos de que esta transformación se ejecuta de manera adecuada para lograr un equilibrio armonioso entre el desarrollo económico y social de las comunidades locales y la preservación y cuidado del medio ambiente, que se engloba bajo el concepto de ecovoltaica.

Es importante, por un lado, integrar las plantas solares con el ecosistema y el paisaje en el que van a convivir, y que, además de evitar el impacto ambiental, se conviertan en oportunidad para la regeneración de la flora y la fauna de las localidades donde se instalan.

La construcción de un parque debe ser lo menos invasiva posible, diseñando las plantas de tal forma que los paneles permitan que la luz llegue al suelo y, por tanto, mantener la capa de vegetación bajo ellos. De esta manera, la actividad biológica en el suelo continúa e incluso estas plantas solares son compatibles con la agricultura y la ganadería.