La transformación digital se ha convertido en una de las principales herramientas, tanto para las empresas como para las instituciones, para optimizar los resultados de sus acciones, y también se ha erigido como uno de los aliados más importantes de cara a abordar los retos de la eficiencia energética, claves además para abordar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas de cara a hacer frente al cambio climático: Energía asequible y no contaminante. Y es que el alto consumo de energías fósiles ha sido uno de los principales aceleradores del calentamiento global, cuyas consecuencias ya estamos experimentando.

Este mismo mes de noviembre, Prensa Ibérica, el grupo al que pertenece LA OPINIÓN, organizó el evento ‘Energía & Clima’ con el patrocinio de Las Naves y la colaboración global de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (REDIT), un acto en el que se analizaron las necesidades y los retos de la transformación digital, teniendo como temática central la eficiencia energética.

En este evento, un nutrido grupo de expertos reflexionó desde sus respectivos campos profesionales y de conocimiento sobre cómo nuevos modelos energéticos pueden impactar de forma positiva sobre el cambio climático y, en este sentido, contribuir a la descarbonización de las ciudades.

Y es que los núcleos urbanos aglutinan a más del 70 % de la población mundial pese a representar tan solo el 4 % del territorio. Su papel, como señalaron de forma unánime, es vertebrador para acometer una transición energética efectiva de forma transversal, pues su función no se refiere de forma exclusiva a la mejora de la calidad del medio ambiente, sino también a la de la vida de las personas.

En este sentido, el acceso a la energía es, como se señaló en el encuentro en alusión al incremento exponencial de las tarifas de consumo, un derecho.

Reducir un 40 % las emisiones de gases de efecto invernadero

Uno de los grandes retos mundiales a afrontar desde ya es precisamente la transición hacia una economía sostenible y una sociedad concienciada con el uso adecuado de los recursos disponibles. De hecho, la Comisión Europea ha puesto como objetivo en su Marco sobre Clima y Energía para 2030 reducir en al menos un 40 % las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a 1990, conseguir un 32 % de cuota de energías renovables y lograr al menos un 32,5 % de mejora de la eficiencia energética.

Para ello, la digitalización se convierte en una herramienta imprescindible para desarrollar sistemas que logren optimizar al máximo posible nuestros recursos y, además, ayuden a reducir al mínimo las situaciones de pobreza energética.