Pablo Simón, una de las caras más reconocibles de las tertulias políticas de la televisión, llega a Murcia este martes para participar en un diálogo sobre el futuro de los jóvenes en el que intentará responder a esta espinosa pregunta: ¿Vivirán los jóvenes peor que sus padres? Antes de llegar, charla con LA OPINIÓN sobre la falta de oportunidades, la necesidad de un pacto intergeneracional o el empleo precario, pero también sobre cómo el aleteo de una mariposa en la Región provocó un terremoto político en el resto de España.

¿Es necesaria la pregunta? ¿No es obvio que los jóvenes viven peor que sus padres?

Pues la respuesta es que no. Hay que distinguir dos planos diferentes. Tenemos que comparar a los jóvenes de hoy con cuál era la posición, en términos de riqueza, renta e inversión de capital humano, que tenían sus padres cuando eran jóvenes. Los de hoy son, en promedio, más ricos y están mejor formados. No obstante, y este es el elemento diferencial que hace saltar las alarmas, su proyección vital está en entredicho. Nuestros padres, a medida que fueron madurando, pudieron desarrollarse, acceder a un empleo fijo y comprarse una casa. No estamos viendo esto en la generación más joven de hoy, que se ha topado con dos crisis seguidas en los momentos más productivos de su vida, interrumpiendo su proyección vital. Sospechamos, no que los jóvenes vayan a vivir peor, que aún es pronto para saberlo, pero sí parece evidente que no van a poder tener el meteórico ascenso de sus padres. Las nuevas generaciones corren el riesgo de ser eternamente jóvenes: pueden seguir cumpliendo años, pero continuarán atrapados en bucles de precariedad, inestabilidad e incapacidad de emancipación, hasta incluso cuando dejen de ser jóvenes.

¿Tiene algún sentido culpar a nuestros padres?

Los jóvenes han llegado a un sistema que les venía dado por las generaciones anteriores. Este es un problema endémico y estructural en España, pero resulta peligroso entrar en una guerra de generaciones. Es un camino poco fructífero. No hablamos de una generación perdida, sino de un potencial país perdido. Si no existen oportunidades para los jóvenes, no hay posibilidades para nadie, ya que, si no consiguen empleo, los jóvenes no se emanciparán y, a la larga, no se podrán pagar más pensiones y caerá la productividad. Todo es una rueda. Hay que hacer políticas más ambiciosas para jóvenes porque la propia pirámide demográfica juega en su contra. Necesitamos un nuevo pacto intergeneracional.

"La operación de Murcia ha matado a Ciudadanos y le ha dejado en una situación imposible"

La Ley de Vivienda y la reforma laboral afectan de lleno a los jóvenes.

Sin lugar a duda. Hoy, el 65% de los jóvenes menores de 30 años sigue viviendo con sus padres, pero de los que no viven con ellos, el 60% vive de alquiler. Según los datos del informe Injuve 2020, prácticamente el 70% de los jóvenes no se emancipa por razones económicas. Y de todos ellos, más de la mitad quieren hacerlo y no pueden. Cuanto más asequible sea el alquiler y más parque público de vivienda haya, más posibilidad habrá de emancipación. Por otra parte, en España tenemos un 20% de la temporalidad laboral, pero entre los jóvenes este porcentaje alcanza el 40%. Esto sin entrar en contratos de falsos autónomos, prácticas no remuneradas y un largo etcétera. Esto es un problema estructural que afecta especialmente a jóvenes, mujeres, inmigrantes y parados de más de cincuenta. Ningún Gobierno ha sido capaz de resolverlo, pero mientras que no lo hagan, los jóvenes serán los peor parados de todas las crisis.

El voto joven no debe importar tanto si no se ponen manos a la obra.

Realmente no. Los mayores de 55 años son el doble que los menores de 35 en el censo. Además, los jóvenes son más evanescentes e inestables; es decir, tienen una participación más baja y, a veces van a votar, y otras, no. Por eso en nuestro país se hacen tan pocas políticas de juventud.

Cambiando de tercio, ¿vio venir que Murcia le daría tanto trabajo como analista político?

No esperaba una crisis de tal magnitud. Es verdad que las anteriores elecciones fueron excepcionales en Murcia, cuando el PSOE fue el partido más votado, pero la ruptura interna dentro de Cs y de Vox ha acelerado la dinámica que vemos ahora: Gobierno del PP con tránsfugas.

"No me cabe ningún tipo de duda: son tránsfugas"

«Son tránsfugas, no me cabe ningún tipo de duda». Para Pablo Simón, a los diputados expulsados de Ciudadanos y Vox sí se les puede llamar abiertamente tránsfugas por el sistema de listas cerradas y bloqueadas con el que los españoles eligen a sus representantes en las elecciones. «El acta es personal, pero desde la perspectiva política, pertenece al partido y en ella hay un compromiso programático que quienes lo tienen que llevar a efecto son las direcciones de los partidos». Por tanto, prosigue, «si la dirección del partido dice una cosa, el diputado obedece». En el momento en que hay un diputado que no está de acuerdo, como ocurrió cuando los parlamentarios murcianos de Cs decidieron no apoyar la moción de censura, «se tiene que dimitir». Para Simón, «a los diputados no se les ha votado para interpretar el mandato de los ciudadanos», sino que se les elige «en clave de representación de un partido» que los ha colocado en un puesto en esa lista. Además, el politólogo advierte que «este tipo de dinámicas pueden hacer descarrilar el sistema y generan mucha controversia». 

La importancia de presentar una moción de censura con todos los votos bien atados. ¿Saldrá Ciudadanos de esta?

El problema fundamental es que los partidos nuevos se formaron por aluvión, incorporando a muchas personas que no conocían y que incluso, venían de otros partidos. Arrimadas no controla a Cs, como mucho a su grupo parlamentario. No hay cohesión orgánica. A esto hay que sumar que no se tuvo en cuenta que una maniobra tan delicada como esta tiene grandes implicaciones a nivel estatal que hay que saber prever. La operación de Murcia ha matado a Ciudadanos, que ya estaba en una posición delicada después del 10 de noviembre [las Elecciones generales de 2019]. Ahora tiene una situación imposible.

Y el PSOE, que ganó las elecciones, también está muy tocado en la Región.

Exacto. El ciclo del año 2019 era muy beneficioso para la izquierda y fue una oportunidad irrepetible en Castilla y León y en la Región de Murcia para la alternancia, ya que se tuvo la opción de alcanzar una mayoría absoluta estable con la suma del PSOE y Cs. Pero el ‘timing’ era tras las elecciones, no a mitad de la legislatura. Ahora ese momento ha pasado porque el PSOE nacional juega a defender lo que tiene, no atacará. La derecha tiene más oportunidades de cara a 2023.

"El ciclo del año 2019 era muy beneficioso para la izquierda, pero ese tiempo ya ha pasado"

¿La falta de alternancia política afecta a la salud democrática?

Hace que funcione peor. Algo fundamental para que los gobiernos se preocupen por nuestras necesidades es el miedo a perder el poder. Si un partido es hegemónico, estará tranquilo; si, por el contrario, hay posibilidad de una alternancia, se esforzará por hacer las cosas bien.

Casado usa a las comunidades del PP para presionar al Gobierno de España. ¿Qué gana una comunidad como Murcia en hacer siempre la contra a Pedro Sánchez?

Esto responde a una lógica muy propia del estado autonómico, que dispensa poder pero no responsabilidad. Curiosamente, las comunidades son más libres de posicionarse como quieran cuando es su propio partido el que está en el poder. Ahora, Pablo Casado tiene el problema de que solo puede hacer oposición con su grupo parlamentario, que no es relevante en términos de mayoría, y con las autonomías. Un presidente de una comunidad tiene mucho más poder que el líder de la oposición. Además, el barón murciano [López Miras] es el que más cercano está a él, por lo que lo usa como ariete. Ahora bien, en términos de ganancia, ¿gana algo Murcia con esta actitud? Da igual. Las políticas van por otro lado, los acuerdos entre administraciones no entran en esa retórica.

¿Qué le parece el apoyo masivo de los murcianos a Vox?

Tiene sentido pensar que Vox sea fuerte en aquellos territorios en donde el PP era fuerte, siempre y cuando no exista un sentimiento de identidad diferente al español. Las dos esquinas de España, Galicia y Murcia, son un ejemplo. En Galicia hay un sentimiento gallego que el PP asume y por eso Vox no entra. En la Región de Murcia, Vox tiene mucho espacio para comer y para crecer. También abanderan temas relacionados con el sector primario y la inmigración, que tocan a realidades como la huerta murciana y el trabajo en el Campo de Cartagena.

"Es fundamental el miedo a perder el poder para que los gobiernos se preocupen por nuestras necesidades"

Lo que nos lleva al Mar Menor, que sabe que está pasando por momentos difíciles.

Lo sé. Yo firmé para la ILP.

Pues parece que todo este movimiento social no afecta electoralmente.

No. La protección del Mar Menor colisiona con intereses de agricultores y sectores que tradicionalmente votan a la derecha. El equilibrio se mueve poco a poco pero hay que recordar que la gente no vota pensando solo en una cosa. Con el problema del chapapote, en Galicia, también siguió ganando el PP. Las catástrofes no siempre se traducen en sanción electoral.