La más protegida y vigilada. La reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas cumple 26 años de seguimiento ecológico al estado de las colonias de peces o flora marina, así como al impacto del buceo o la pesca tradicional en esta zona de interés pesquero. La actividad subacuática recreativa ha ido sufriendo una serie de limitaciones con el paso de los años para reducir el impacto en la reserva y ahora esta zona es un ejemplo a nivel nacional e internacional en la gestión de un espacio protegido.

El grupo de investigación de Ecología y Conservación Marina de la Universidad de Murcia, coordinado por el profesor José Antonio García Charton, es el encargado de vigilar la enorme biodiversidad, una de las más grandes del mar Mediterráneo, de la reserva. Año tras año intentan constatar qué efectos tiene una actividad como el buceo que atrae a un gran número de visitantes.

El profesor de Ecología señala que antes de establecer los cupos de inmersión en la reserva en 2017, la densidad de colonias vivas del coral falso (un organismo invertebrado frágil que forma pequeñas colonias de exoesqueleto duro de color rojo muy visible) era menor en la zona apta para el buceo, conocida como los ‘Bajos de fuera’, que en la reserva integral en torno a Islas Hormigas, donde está prohibido bucear.

«La presencia era de seis veces más individuos de ese falso coral en el área prohibida que en la reserva parcial, donde se puede bucear». El tamaño de esta especie también era significativamente menor en esta zona y se encontraban a los individuos en rincones menos expuestos a la «erosión que podía causar un buceador», a veces solo con el movimiento de las aletas.

El Servicio de Pesca de la Comunidad estableció un cupo de 30 buceos al día en temporada alta

El Servicio de Pesca de la Comunidad estableció entonces un cupo de 30 inmersiones al día en temporada alta y de 13 el resto del año. A partir de ahí, para medir el efecto de la medida, el grupo de seguimiento valoró la proporción de las colonias que estaban rotas o muertas con respecto al total, algo que se redujo durante varios años no solo por los cupos sino «por una mayor implicación del sector del buceo mediante un código de buenas prácticas».

En las investigaciones más recientes, los expertos han constatado una vuelta a los niveles de densidad de colonias muertas previa al establecimiento de los cupos, un hecho que García Charton achaca a un «relajamiento» de las medidas de vigilancia y cuidado. «Los beneficios de la nueva regulación desaparecieron gradualmente con el tiempo».

Incidir en la precaución

El profesor de la UMU señala que más allá de los cupos, los centros de buceo de Cabo de Palos deben incidir constantemente en señalar a los visitantes qué está prohibido hacer en la reserva: «Demostramos que si a un grupo de buceadores se les recuerda inmediatamente estas normas antes de saltar al mar, influye positivamente en la reducción del impacto del grupo».

Charton, que dirige el proyecto ‘Centinelas del mar’, ha investigado en la reserva los efectos del cambio climático y el aumento de las temperaturas del mar en las gorgonias rojas y blancas, y buscará hacer seguimiento a las colonias de peces en los tramos más profundos del área marina con el uso de cámaras o drones submarinos.

«No se puede tocar absolutamente nada»

Un título de buceo reconocido, un seguro, un reconocimiento médico y una experiencia mínima de 25 inmersiones. Los requisitos para bucear en la reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas son escrupulosos, «lo que hace viable que tengamos una de las mejores reservas marinas de interés pesquero del Mediterráneo», señala Dionisio García, coordinador de la Asociación de Centros de Buceo de la Región de Murcia. Antes de cada salida al mar para bucear, los centros de buceo tienen una charla informativa con los visitantes donde explican qué es esta reserva marina y qué esta prohibido hacer: «No se puede tocar absolutamente nada». La fama de la reserva se debe al buen trabajo de gestión que han llevado a cabo tanto el Servicio de Pesca, clubes de buceadores y pescadores de la zona para proteger un espacio único que es la joya de las áreas marinas de la Región junto a Cabo Tiñoso. García deja claro que para que siga habiendo una actividad subacuática como esta es necesario que no se alteren los fondos marinos, ya que la supervivencia económica de estos negocios dependen del buen estado de la biodiversidad. Los centros de buceo salen del verano con una temporada muy buena que ahora han logrado alargar. «Incluso hay clubes que no se plantean cerrar en todo el año debido a las reservas». Apunta que solo falta recuperar al cliente internacional.