El sector de la hostelería en la Región ha recibido con cierta acritud y muchos recelos las obligaciones que se incluyen en el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, aprobado por el Consejo de Ministros la semana pasada. Esta normativa pretende generar una drástica reducción del desecho de alimentos sin consumir que acaba en la basura y fomentar un mejor aprovechamiento de los mismos. Según datos ofrecidos por el Gobierno de España, solo en los hogares españoles se tiran anualmente a la basura 1.364 millones de kilos/litros de alimentos, una media de 31 kilos/litros por persona en 2020. Se trata de la primera ley sobre la materia que se promulga en España y ya existe en países como Francia e Italia.

La Ley establece que todos los agentes de la cadena alimentaria deberán contar «con un plan de prevención para evitar el desperdicio», y fija en su artículo 5 una jerarquía de prioridades de obligado cumplimiento, la primera de las cuales es la utilización para la alimentación humana, a través de donaciones a empresas sin ánimo de lucro o bancos de alimentos.

En cuanto a las medidas que inciden directamente en la hostelería, destaca la obligación por parte de los establecimientos comerciales y restauración a suscribir convenios con las organizaciones receptoras de donaciones de alimento «en los que se debe recoger específicamente las condiciones de recogida, almacenamiento y transporte y la selección de alimentos», entre otros aspectos. Además, los hosteleros también deberán garantizar la trazabilidad de los productos donados mediante un sistema de registro de entrada y salida de los mismos.

Los agentes que operan en la cadena alimentaria también tendrán que disponer de instalaciones adecuadas y formación de personal para que los procesos de manipulación, almacenamiento y transporte se lleven a cabo «en condiciones adecuadas que minimicen las pérdidas, así como de sistemas que garanticen el mantenimiento de la cadena de frío».

En cuanto a los establecimientos de hostelería y otros servicios alimentarios, tendrán que ofrecer a sus clientes la posibilidad de que se lleven, sin coste adicional, lo que no han consumido «y tendrán que informar de ello de forma visible, preferentemente en la carta o menú. Pare ello, deberán disponer de envases aptos reutilizables».

Gran desconocimiento

El presidente de la Federación Regional de Empresarios de Hostelería y Turismo Región de Murcia (HoyTú), Jesús Jiménez, asegura que todavía hay «un gran desconocimiento» en cómo se va aplicar esta ley. «Lo más complicado, y así se lo hemos transmitido a la Confederación Empresarial de Hostelería de España, es el tema de cómo se van a materializar los convenios; a nivel nacional ni siquiera hay una idea clara de cómo va a funcionar esto», explica Jiménez, que asegura que la hostelería de la Región es «la primera que lucha contra el desperdicio y donde está plenamente implantada la cocina de aprovechamiento, porque el objetivo es reducir costes y optimizar las materias primas de calidad».

Otra cosa es lo que ocurre en la mesa del consumidor y en este sentido, Jiménez informa que HoyTú está trabajando en una campaña junto con la Dirección General de Consumo para fomentar que el cliente se lleve a la casa la comida que le ha sobrado. «Nuestros establecimientos están preparados para que el cliente se lleve la comida que le ha sobrado, pero muchas veces no quieren porque sigue existiendo, por desgracia, esa especie de vergüenza, por creer que es un acto deshonroso, cuando es todo lo contrario», precisa.

«No somos tercermundistas»

«Todo esto que quieren hacer ya se está haciendo», destaca Juan José López, presidente de Hostecar, que explica que «en la mayoría de los sitios, cuando la comida no se consume, el cliente siempre tiene la opción de poder llevársela en envases desechables». Para López, lo que debería haber el Gobierno de España es «estar más al tanto de cómo se trabaja en el sector de la hostelería, no somos tercermundistas en este aspecto; los profesionales apenas tienen merma en sus productos, todo está muy medido, somos una industria, como en otras, donde el desperdicio va en contra nuestra».

El presidente de Hostecar dice que en su sector «hay muchos profesionales, mucha innovación y profesionalidad». Cuando sobra comida, apunta López, «la gran mayoría de nosotros, que estamos muy sensibilizados con la causa, facilitamos que sea aprovechada». Recuerda además que hay aplicaciones donde se vende el producto a muy bajo coste, y sitios para donar alimentos con los que colaboran. «Esta pandemia ha demostrado el sentir de la hostelería porque con tanta apertura y cierre, los que nos dedicamos a esto hemos donado esos productos; en marzo teníamos las cámaras frigoríficas llenas de verdura, fruta, es decir, producto que no se podía congelar ni conservar, y todo eso se donó».

Por su parte, el presidente de los hosteleros de Lorca (Hostelor), Francisco Jesús Abellaneda, también resalta que la hostelería lorquina «ya está haciendo esa labor». «Cuando un cliente se deja mucha comida en el plato, nos preocupamos por saber por qué ha sucedido, si no ha considerado correcta la elaboración, si se ha pedido en exceso o el camarero no ha sabido recomendar la cantidad suficiente, pero siempre se ofrece llevarse el alimento y la bebida», explica Abellaneda, que asegura que la mayoría de los establecimiento ya trabajan con envases adecuados, «con las medidas sanitarias precisas y la bolsa ecológica».

Para el presidente de Hostelor hay que seguir dando más pasos, «como indicar en las cartas que ofrecemos ese servicio, e incluso que se hagan campañas de difusión». En el caso de que el cliente no quiera llevarse la comida sobrante, Abellaneda subraya que en Lorca se está realizando una campaña vinculada al contenedor marrón. «Estamos trabajando en un acuerdo con la empresa de limpieza municipal, Limusa, para que ciertos establecimientos tengan ese contenedor marrón, y la comida sobrante o desperdicios no aprovechables como pieles o restos de merma de materias primas, pueden aprovecharse y hacer compost, que luego puede ser aprovechado por el sector agro», comenta.