Ni Rafael Aguilera ni Antonio Martínez (conocido como ‘El Gitano’), los dos socios de la famosa promotora Trampolín, tuvieron nada que ver en el presunto fraude a una decena de matrimonios ingleses al hipotecar las viviendas ubicadas en una urbanización de Gea y Truyols (Murcia) con el desconocimiento de sus propietarios, según declararon ellos mismos ayer en la Audiencia Provincial. Ambos acusados volvieron a sentarse en el banquillo y afrontan esta vez y por petición de la Fiscalía un total de 14 años de prisión, siete para cada uno, por un presunto fraude al negociar y firmar esos préstamos que supusieron más cargas económicas a los afectados.

Los dos grandes promotores, que durante años se dedicaron a la construcción de chalés y otro tipo de viviendas, impulsaron el resort Solera El Trampolín en la pedanía murciana en 2005 pero ahora, y tras la denuncia de los afectados, ambos se acusan mutuamente de dirigir la estafa y alegan desconocimiento en la gestión de la firma, la administración de los préstamos y las reuniones con la entidad bancaria que concedió los créditos.

La Fiscalía pide pena de cárcel por firmar, a espaldas de los propietarios, dos hipotecas con la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo y registrar a nombre de la empresa estas viviendas. Ambos, cree el Ministerio Fiscal, se embolsaron grandes cantidades de dinero por las compraventas realizadas entre 2005 y 2008 de estas casas.

Para Aguilera, el primero de los dos acusados en declarar ayer ante los magistrados de la Audiencia Provincial, era su socio Antonio Martínez quien «hacía y deshacía todo». Alegando que no tiene formación en administración ni contabilidad, el acusado defendía que él estaba «todo el día en la obra» y que sólo le llamaban para firmar los contratos de préstamo. Reconoce que los propietarios ya estaban ocupando sus viviendas cuando se constituyeron las hipotecas entre los años 2007 y 2009, y que los matrimonios de extranjeros no llegaron a tener conocimiento de esto hasta tiempo después.

El promotor señaló ayer, a preguntas de la Fiscalía, que nunca estuvo presente en la negociación de las hipotecas aunque se retractó poco después para reconocer que sí estuvo «en alguna», aunque no recuerda qué condiciones presentaban estos préstamos: «De eso se encargaba Antonio y en las que estuve no tenía implicación». A su socio le señaló como la persona responsable también de gestionar la promotora y sus empleados.

Por otra parte, Antonio Martínez negó tener poderes notariales para actuar en nombre de Solera El Trampolín, ni firmar cheques ni créditos ni controlar ni «un céntimo» de las cuentas bancarias de la promotora. Como con el anterior acusado, Martínez apunta a su socio como responsable de la estafa: «Era el dueño y señor» y contaba «el dinero delante de un espejo para que no le falte un céntimo», aunque definió la relación entre ambos y en aquellos años como «un amor de verano». Solo se dedicó a la «búsqueda de terrenos» y a recibir un sueldo a final de mes, sin responsabilidad en la gestión de la promotora.

Un recorrido judicial de más de diez años

Las empresas Trampolín Hills Golf Resort y Solera El Trampolín llevan más de diez años en el punto de mira de la Justicia y los acusados Antonio Martínez ‘El Gitano’ y Rafael Aguilera ya han pasado por la cárcel tras formar parte del imperio del ladrillo en la Región, un negocio que fracasó y por el que hubo un reguero de afectados por estafa. Los promotores de la urbanización de Gea y Truyols ya fueron condenados por haber estafado a la propietaria de unos terrenos ubicados en la pedanía murciana. Los acusados admitieron que compraron a la dueña de los terrenos, en ambas ocasiones, dos partes de los mismos en los años 2003 y 2005. Con el Ayuntamiento intentaron una reparcelación que afectaba a toda la superficie de la finca y para aparentar que también habían adquirido el resto, falsificaron un contrato privado y presentaron una demanda ante un Juzgado de Primera Instancia reclamando la entrega de todos los terrenos por la dueña.

El ‘Melonero’, como también es conocido Martínez, y Aguilera estuvieron implicados y acusados por delitos de estafa, falsedad y apropiación indebida por la promoción y construcción de la urbanización fantasma de Campos del Río que el grupo Trampolín levantó en un paraje del municipio en la primera década del presente siglo. El dinero que ingresaban por la venta de esas casas lo desviaban a una cuenta bancaria con la que cubrían gastos de la empresa, llegó a señalar la jueza del caso. Los afectados, durante el paso de los años, han ido recuperando el dinero que invirtieron en aquellas viviendas del resort.