Una empresa de Cehegín ha desarrollado un sistema para reciclar los desechos que producen los hogares, los mercados de abastos o las fábricas de cerveza sin generar residuos que tengan que acabar en el vertedero o en una planta incineradora. La encargada de realizar este trabajo de eliminación de los desechos es la larva de la mosca soldado negra, que se alimenta de restos orgánicos y hace desaparecer la basura de una forma natural. Además de ayudar a solucionar uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las empresas y los ayuntamientos que se ven obligados a tratar grandes cantidades de residuos con un elevado coste económico y ambiental, este insecto resulta también una fuente de proteínas que pueden ser utilizadas en la producción de piensos para los animales y de grasas empleadas en la industria cosmética y farmacéutica o en la fabricación de detergentes.

Por eso, de la larva de mosca soldado negra puede aprovecharse todo, porque hasta sus excrementos pueden ser empleados como fertilizante, según explicó a La Opinión Diego Amores, creador de la compañía Entomo Agroindustrial, que lleva varios años investigando las posibilidades que ofrece la cría de este insecto.

La Hermetia illucens (nombre científico que recibe esta mosca) ha sido estudiada por los científicos debido a su capacidad para devorar residuos orgánicos, lo que la convierte en una aliada de la economía circular: por una parte se come los restos orgánicos que deben eliminados por la industria, los supermercados o las empresas dedicadas a la recogida de basura y, al mismo tiempo, pude ser utilizada para producir harinas destinadas a la alimentación de los animales y de grasas que tienen propiedades antisépticas, según explicó Diego Amores. «La grasa de la larva contiene un 50% de ácido láurico, una materia antibacteriana», que puede utilizarse, por ejemplo, como remedio «para el acné».

Esta especie ha sido seleccionada por su alta capacidad para destruir residuos de distinta procedencia y por permitir su producción industrial en cantidades muy elevadas.

Además, «no transmite ningún tipo de enfermedades» ni supone un problema para el medio ambiente, aseguró Amores.

La tarea encomendada a esta larva ha entrado a formar parte de un gran proyecto europeo para el reciclaje de la basura orgánica, que deberá recogerse en un contenedor de color marrón destinado exclusivamente a los restos de comida. El Ministerio para la Transición Ecológica ha elaborado un proyecto de ley que pretende introducir este quinto contenedor a partir del próximo año en los municipios de más de 5.000 habitantes. En los más pequeños su implantación se prevé para 2024.

La empresa de Cehegín que ha investigado las técnicas para criar la larva de la mosca soldado negra con el propósito de utilizar en la eliminación de residuos orgánicos participa en el Proyecto Europeo ValueWaste H2020, en el que también está el Ayuntamiento de Murcia y la empresa Ferrovial Servicios, concesionaria de la recogida de basura en el municipio. El Consistorio de la capital de la Región ya ha realizado una experiencia piloto con un primer contenedor marrón instalado inicialmente en el barrio de La Flota, que ahora ha llevado también en varias pedanías.

La función de las larvas es comerse la basura generada en las viviendas, los supermercados, los mercados de abastos o la industria alimentaria.

Amores explicó que las fábricas de cerveza han mostrado un interés especial por la utilización de este insecto como forma de eliminar los residuos de las materias primas utilizadas para producir esta bebida. Entre las empresas interesadas en utilizar las larvas de mosca soldado negra citó a varias compañías cerveceras de Murcia y de otras comunidades y a la cooperativa Alimer.

Recordó que la planta de Cehegín ha producido las larvas de forma experimental, pero a partir de ahora podrá criarlas en grandes proporciones, dado que han desaparecido las restricciones impuestas por la Unión Europea a la utilización de proteína animal como materia prima en la fabricación de piensos para animales.

La reciente aprobación del nuevo Reglamento de la Unión Europea ha autorizado el uso de proteínas animales procesadas derivadas de insectos en la alimentación de aves de corral y de cerdos, lo que supone «un gran reto» para el sector, según Diego Amores, y «abre la puerta a los mercados de piensos más importantes en Europa».

El empresario e investigador precisó que la legislación solo permite destinar las proteínas obtenidas mediante la cría de estas larvas a la cadena alimentaria cuando se alimentaban exclusivamente de residuos vegetales. Sin embargo, «si se utilizan residuos urbanos para su alimentación, los productos derivados de la larva son considerados residuos», un impedimento que también espera que desaparezca el próximo año.