Va a estar en Molina de Segura el 8 de octubre para ofrecer la conferencia ‘Expedición al futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas’. ¿Qué temas va a tratar en esta charla?

A nivel individual nos preocupa la salud humana. En otras ocasiones decidimos pensar colectivamente y nuestras miradas se dirigen entonces al desarrollo sostenible del planeta. La tecnología puede y debe hacer frente a estos y otros grandes desafíos del nuevo milenio; de eso trataré en la charla. Al mismo tiempo resaltaré la importancia de la interdisciplinariedad a la hora de afrontar estos desafíos. Cuando se unen diferentes disciplinas científicas surge un sinergismo en el que el todo es mayor que la suma de sus partes. ¡El futuro de la Ciencia y la Tecnología es interdisciplinar!

Sus investigaciones están relacionadas con los nuevos materiales. ¿Cómo serán estos materiales del futuro?

Serán inteligentes y dialogarán con su entorno, proporcionando respuestas específicas a estímulos determinados. Por ejemplo, haciendo uso de materiales inteligentes en las ventanas será posible regular con precisión el flujo de luz y calor hacia el interior de las viviendas, contribuyendo así a la eficiencia energética de los edificios. ¡En el futuro tendremos inteligencia no solo en las máquinas, sino también en los materiales!

¿Qué opina del uso de la energía solar en España? ¿Se aprovecha realmente su potencial?

La energía solar está desaprovechada, no solo en España sino en el mundo. El sol tiene un gran potencial. Una sola hora de sol bastaría para abastecer las demandas energéticas de la humanidad durante todo un año. Tenemos que efectuar una transición hacia fuentes de energía sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y ahí la solar puede y debe jugar un papel crucial.

Impartirá la conferencia inaugural del Programa ‘Jóvenes científicos’. ¿Cuál es el secreto de una divulgación científica de calidad?

Creo que hay un gran objetivo que debe perseguir la divulgación científica: la conjunción del aspecto didáctico con el rigor científico. La combinación adecuada de esos dos puntos marca la diferencia. Y si además se consigue inyectar pasión y emocionar al receptor, el éxito en la divulgación y propagación de ideas es seguro. El entusiasmo es un virus de lo más contagioso.