Ecologistas en Acción ha indicado este jueves que las lluvias moderadas caídas en los últimos días sobre el Campo de Cartagena han demostrado que la agricultura intensiva ha hecho disminuir la capacidad de retención de los suelos que había con cultivos de secano y, por tanto, aumentar las escorrentías cargadas de nitratos y fertilizantes hacia el Mar Menor.

En un comunicado, esta organización ha achacado esta situación al cambio del paisaje en la comarca, que ha pasado de ser de cultivos de secano aterrazados, con sistemas de retención de suelos y agua, a otro dominado por enormes extensiones de monocultivos, con técnicas encaminadas a drenar los terrenos lo antes posible y, por tanto, fácilmente erosionables.

Este cambio de paisaje, junto con el uso intensivo de fertilizantes y químicos agrícolas, tiene consecuencias "muy visibles" para el ecosistema del Mar Menor, ha recordado Ecologistas en Acción, que ha lamentado que esta advertencia hecha durante décadas por activistas medioambientales y científicos no ha servido para que las administraciones actuaran.

La organización ha apuntado que el agua de lluvia "no es bienvenida" en los cultivos intensivos, cuyos propietarios priorizan su evacuación rápida para evitar encharcamientos que malogren el cultivo, en muchos casos derivando esos caudales a canales de drenaje y a las propias ramblas.

Por eso, actualmente en la comarca que circunda el Mar Menor estos episodios de lluvias, que antes eran "inocuos" para el medio ambiente y la población ribereña, ahora generan "grandes escorrentías y problemas de inundaciones", sin olvidar el papel de la ocupación urbana e industrial de zonas inundables e impermeabilización en extensas áreas.

Además, ha indicado que el regadío intensivo industrial utiliza una cantidad importante de fertilizantes, aportados con riegos por goteo, al tiempo que acondiciona los terrenos previamente a la plantación con toneladas de estiércol y labores que mullen el suelo, destruyendo su estructura para facilitar el crecimiento de las raíces.

En este sentido, Ecologistas en Acción ha remarcado que, aunque los agricultores ajusten los abonos, parte de esos fertilizantes escapan en profundidad junto al agua, y más cuando hay eventos de lluvias, los cuales contaminan las aguas subterráneas.

El resultado, ha alertado esta organización, es el aumento de las escorrentías, de la erosión y de la pérdida de suelo fértil, así como la llegada de más sedimentos (materia orgánica y fósforo) y más nutrientes solubles (nitratos), lo que provoca la colmatación y eutrofización de la laguna.

En este contexto, Ecologistas en Acción ha considerado "ineficaces" las "carísimas" infraestructuras de cemento y tuberías ideadas para recoger los drenajes agrícolas, especialmente en episodios de lluvia.

Ha subrayado que hay un amplio consenso científico en que las medidas para "salvar" el Mar Menor de su degradación deben ser en origen, apostando por la transformación del modelo agrícola y que las soluciones basadas en la naturaleza son "más eficaces" y tienen una mejor relación entre coste y eficacia, además de ser más duraderas y aportar beneficios sobre la biodiversidad, la recuperación del paisaje o la salud humana.

Ecologistas en Acción ha insistido en que es necesario combinar las medidas en origen en el Campo de Cartagena con la franja renaturalizada propuesta por la organización, que sirva de barrera final y lamine escorrentías, permitiendo retener sedimentos y eliminar nutrientes.