Los controles fitosanitarios a las frutas y verduras que los exportadores debían realizar a partir de enero para poder introducir sus productos en Reino Unido se han aplazado hasta el 1 de julio de 2022. El Gobierno británico anunció el martes una nueva moratoria en la aplicación de algunas de las trabas aduaneras impuestas con el Brexit, que dan un respiro a las empresas de la Región, aunque el presidente de Proexport, Juan Marín, asegura que las compañías están preparadas para resolver por vía telemática los trámites exigidos y para realizar inspecciones en origen que eviten el colapso.

También la Cámara de Comercio de Murcia, que gestiona la Aduana encargada de realizar las inspecciones fitosanitarias a las frutas y verduras, tendrá más tiempo para dotarse de personal.

El Gobierno de Reino Unido ha decidido retrasar por segunda vez consecutiva la entrada en vigor de varios controles aduaneros para las importaciones procedentes de la Unión Europea, aludiendo al impacto que ha tenido la pandemia en las cadenas de suministro globales y sus consecuencias para las empresas británicas.

Los camiones pasarán controles aduaneros en enero

Los camiones procedentes de la Región que transportan los productos murcianos a Reino Unido sí que empezarán a pasar los controles aduaneros impuestos por el Brexit a partir del 1 de enero, según ha informado la Embajada de Reino Unido en Madrid a la patronal nacional del transporte CETM. Desde que se produjo la ruptura entre Londres y Bruselas, los transportistas procedentes de los países europeos han seguido teniendo el mismo trato, pero a principios de año se pondrá a prueba la capacidad de la Aduana para evitar las temidas colas de camiones en la frontera.


El ministro de Estado y responsable del Brexit, David Frost, explicó el martes que los problemas derivados de los nuevos controles de aduanas hubieran afectado sobre todo al sector agrícola y alimentario. «En lugar de aprobar estos nuevos controles en este momento, el Gobierno ha decidido escuchar a aquellos que han pedido un nuevo enfoque para dar a las empresas más tiempos para adaptarse», indicó Frost.

Precisó que «los plenos controles y declaraciones de aduana se introducirán el 1 de enero de 2022 como ya se había anunciado, pero las declaraciones de seguridad no serán requeridas ahora hasta el 1 de julio de 2022», lo que da un respiro a los exportadores de la Región, cuyos productos deberán cumplir a partir del próximo año las mismas inspecciones exigidas para entrar en los países que no forman parte de la Unión Europea.

«Es una buena noticia para los exportadores españoles y europeos», respondió el presidente de Proexport, quien recordó que «Reino Unido en una isla que necesita importar frutas y verduras», dado que la mayor parte de los productos que consume procede de fuera.

El presidente de Proexport advierte de que se culpa a la covid, pero el problema es que «el país es una isla»

Es la segunda vez que el Ejecutivo británico retrasa la entrada en vigor de los controles sanitarios a los productos procedentes de Europa desde que el país abandonó la Unión Europea. En un primer momento estaba previsto que entraran en vigor el 1 de abril, pero se retrasaron al 1 de octubre.

Juan Marín destacó que el primer ministro británico, Boris Johnson, ha tratado de culpar a la pandemia del desabastecimiento que se está produciendo en los supermercados y de los problemas de mano de obra que sufre el país, aunque el presidente de Proexport dejó claro que se trata de las primeras consecuencias del Brexit.

A su juicio, la falta de productos frescos que sufren los consumidores británicos se acrecentará en los próximos meses, a medida que «entre el frío y acabe la recolección de las cosechas en el país».

Añadió que la escasez se debe también a que los agricultores locales «no tienen mano de obra y algunos no llegan a recolectar», ante las trabas impuestas para contratar jornaleros extranjeros que en años anteriores «llegaban desde Polonia y Europa del Este. Se están quedando productos en el campo», aseguró. Marín explicó que los propios distribuidores británicos temen que los trámites aduaneros y las dificultades para vender en Reino Unido alejen a sus proveedores y les animen a buscar «otros destinos».