Los pocos locales de ocio nocturno que están dispuestos a levantar la persiana a pesar de las restricciones impuestas por la Comunidad deben reconvertirse para poder abrir sus puertas con mesas y sin baile, por lo que muy pocos estaban anoche en condiciones de recibir a los primeros clientes. Juan Pedro Aroca, propietario de Piscis, explicaba que no pudo abrir ayer porque ha tenido que «comprar mesas y sillas», pero espera tenerlo todo a punto para esta noche.

Desde ayer las discotecas y bares de copas que no tienen terraza pueden abrir el interior de los establecimientos con los clientes sentados en mesas con un máximo de seis personas, pero sin baile ni servicio en la barra. Además, deben cerrar a las 2.00 horas, como el resto de la hostelería, a pesar de que la mayor afluencia de la clientela se produce a partir de la hora de cierre del resto de los bares y cafeterías. 

El presidente de la Asociación de Discotecas de la patronal regional de hostelería, Pedro Alarcón, explicaba que la mayoría de los establecimientos esperarán hasta la próxima semana con la esperanza de que el Gobierno suavice los requisitos aprobados el pasado lunes por el Comité Covid y permita al menos atender a los clientes en la barra. Alarcón ya había avanzado que las condiciones exigidas eran en la práctica «un cierre encubierto».

Por su parte, Isaac Vivero, presidente de la Asociación de Salas de Conciertos, dejó claro que este tipo de establecimientos «no puede abrir con el público sentado, distancias de 1,5 metros y sin servicio de barra, porque no salen los números».

Vivero sostiene que con estos requisitos «perderíamos más dinero que estando cerrados. Los que nos dedicamos a los espectáculos musicales en directo tenemos que asumir unos costes artísticos y de producción técnica muy elevados. Necesitamos público de pie, sin distancias, como se está haciendo desde hace tiempo en toda Europa».