Un informe del Instituto Español de Oceanografía, dado a conocer ayer y realizado a solicitud del Ministerio para la Transición Ecológica a raíz del último episodio de mortandad masiva en el Mar Menor, señala a la «incesante entrada de fertilizantes» a la laguna, «procedentes de la agricultura intensiva y otras actividades humanas en el entorno ribereño», como causa principal del suceso y la actual crisis.

El estudio corrobora el papel determinante del aporte de nutrientes y materia orgánica de origen agrícola como motor de eutrofización de la albufera. El exceso de fitoplancton ocasionado por esta dinámica ha limitado, según los expertos, la entrada de luz y afectado tanto a la fotosíntesis como a la disponibilidad de oxígeno disuelto hasta niveles próximos a la hipoxia.

Los autores señalan que el evento extremo de este verano es solo uno más desde la ‘sopa verde’ de 2016 y muestra que el ecosistema lagunar «ha perdido su capacidad de autorregulación», según informaron fuentes del Ministerio. No obstante, ven factible su recuperación siempre que se ataje el problema de los vertidos y se preserven características esenciales como la salinidad, que se vería afectada por la apertura de golas o canales de comunicación con el Mediterráneo. De hecho, los investigadores consideran que es «crucial no seguir alterando las condiciones ambientales clave» que determinan factores como la salinidad, cuyo nivel medio va en aumento desde el verano de 2020 y que, de seguir así, podría recuperar sus valores normales en verano de 2022.

Eutrofización

El informe ‘Nuevo evento de mortalidad masiva de organismos marinos en el Mar Menor: contexto y factores’ lo firman seis autores del IEO y se basa en los datos obtenidos en el programa de monitorización de la laguna que mantiene el instituto y en resultados de diversos proyectos de investigación.

El análisis aporta evidencias de que este evento de mortalidad «está ligado estrechamente con el proceso de eutrofización responsable de la degradación de la laguna salada», según las mismas fuentes. El estudio recuerda que la proliferación de fitoplancton registrada en la albufera tuvo lugar a principios del verano en las inmediaciones de la rambla del Albujón, «importante punto de entrada de aguas altamente contaminadas por fertilizantes y otros compuestos».

El ‘bloom’ o afloramiento continuó creciendo durante los meses de julio y agosto, y se extendió por la zona centro y sur de la laguna, donde la renovación del agua es menor, provocando turbidez extrema, «hasta niveles totalmente críticos para la supervivencia de la vegetación del fondo».