Pacientes con síndrome de fragilidad, dolor, cicatrices, fatiga, encefalopatía, falta de concentración, fibrosis, disnea, debilidad muscular, sarcopenia, contracturas, retracciones, osteonecrosis, miopatías, polineuropatías… Éstas son algunas de las secuelas que presentan pacientes que han padecido la covid y que continúan mostrando semanas o meses después de la infección inicial.

La covid ha cambiado el papel de la fisioterapia, que se ha revelado clave para atender a los pacientes con esta enfermedad y sus secuelas.

Así se pone de manifiesto en el Día Mundial de la Fisioterapia que se celebra hoy 8 de septiembre y que gira en torno a la covid persistente y la rehabilitación. En este sentido, la responsable del Servicio de Fisioterapia de Ribera Hospital de Molina, gestionado por grupo sanitario Ribera, Ana María Dasí Espinosa, explica que «la fisioterapia actúa sobre las alteraciones físicas, cardiorrespiratorias y osteomusculares, teniendo en cuenta las secuelas y déficits que padezca cada paciente. Debemos tener en cuenta que, por ahora, se desconoce por qué aparecen estas secuelas y qué pacientes se ven más afectados. De hecho, su aparición no está relacionada directamente con la gravedad de la enfermedad, aunque podemos decir que aquellas personas de más edad, con patologías previas a la infección, las hospitalizadas y las que han estado en las UCI con largos periodos de ventilación mecánica, son las más propensas a padecerlas».

Las secuelas de la covid pueden aparecer también después de un tiempo pasada la infección inicial, fluctuar, persistir y empeorar con el esfuerzo físico o mental, e incluso provocar limitaciones importantes en las actividades de la vida diaria.

Programa de ejercicios

Dasí Espinosa afirma que es fundamental para estos pacientes realizar un programa de ejercicios físicos estructurado y constante, con objetivos alcanzables, junto con un programa de fisioterapia respiratoria, que les permita «recuperar la masa, flexibilidad y fuerza muscular general; reducir las miopatías, artropatías y polineuropatías asociadas a la dege-neración de las fibras musculares; mejorar la funcionalidad respiratoria y la eficiencia cardiaca; reducir la disnea, la fatiga y la astenia; recuperar las reservas fisiológicas del organismo; mejorar la propiocepción, la coordinación y el equilibrio; y restablecer la tolerancia al esfuerzo en el desempeño de las actividades de la vida diaria».

La especialista de Ribera Hospital de Molina afirma que, con estos beneficios terapéuticos, los pacientes serán más autónomos, fomentando la independencia y haciendo que mejoren anímicamente de manera significativa.