El Cuartel de Artillería se vistió anoche de gala para acoger la exaltación del pregón de las Fiestas de Moros y Cristianos, dentro de la programación de la Feria de Septiembre. El acto, que estuvo pasado por agua durante el inicio y que provocó que ni la Coral Discantus ni la Banda Municipal de Música de Molina pudiesen actuar, no tuvo una única voz, sino que fueron cuatro las que se encargaron de dar la bienvenida a todos los murcianos que se acercaron para disfrutar de la apertura de la programación tras un año en blanco, marcado por la pandemia del coronavirus.

Cuatro voces autorizadas, cuatro voces de periodistas que conocen de primera mano el origen y discurrir de las fiestas de Moros y Cristianos en Murcia y que no se estrenaban en subirse al escenario, ya que los cuatro habían sido pregoneros en años anteriores. Paloma Reverte (pregonera de Moros y Cristianos en 2003), Alfonso de la Cruz (2017), Yayo Delgado (2018) y Antonio Botías (2019) fueron los encargados de abrir los actos de este año tras la presentación del presidente de la Federación de Moros y Cristianos, Javier Arenas.

Reverte reivindicó que Murcia debe ser una ciudad abierta, amante de sus costumbres pero, a la vez, cosmopolita y capaz de asimilar lo mejor de otras tradiciones. Señaló que las fiestas de Moros y Cristianos deben representar el «espíritu tolerante» que encarnaban las figuras del rey Alfonso X e Ibn Arabí. Añadió que estas fiestas son parte de la vida e identidad de la propia ciudad. Durante su intervención también destacó el papel de las mujeres y recordó la importancia de la lucha contra la violencia de género.

Por su parte, De la Cruz ofreció a los asistentes un recorrido por la ‘Murcia Mora’ y la ‘Murcia Cristiana’. En su discurso, el caravaqueño puso en valor las principales calles, plazas y monumentos que se erigen por toda la ciudad. «Estos son días en los que Murcia exhibe un encanto especial, con flores que perfuman sus bulliciosas tardes, antes de caer esas noches agradables en las que la música te sorprende en cualquier esquina, y donde el reencuentro con amigos se celebra brindando con rubias estrellas que riegan deliciosas marineras», expresó. Por último, también reiteró su «absoluta adhesión» a lograr que los Moros y Cristianos sean declarados Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Delgado recordó con nostalgia durante su intervención el ‘nacimiento’ de las fiestas de Moros y Cristianos en Murcia en los años noventa: «Fueron los años en los que volver a Murcia era muy especial, años en los que, al estar fuera, uno sabe apreciar las cosas que hay en casa de una forma distinta». En su comparecencia también recordó el Campamento de los Moros y Cristianos ubicado en San Esteban y su posterior asentamiento en el Malecón, hasta convertirse en una fiesta que congregaba a miles de murcianos todos los años antes de la pandemia.

Por último, Botías destacó la labor de las distintas kábilas y mesnadas y su importancia en las fiestas y en el día a día de la ciudad. «Nada le debéis a nadie. Al contrario, es Murcia deudora del reconocimiento. Ahora muchos presumen de la defensa del patrimonio histórico. Pero vosotros lo hacéis desde hace tres décadas largas», defendió el cronista oficial de la Ciudad de Murcia. Pidió como «único deseo» seguir «disfrutando y vibrando» con los festeros, sentirse «orgulloso» de su «murcianía», así como comprobar, una vez más, «cómo Murcia sí es tierra de solidaridad y tolerancia».