La pandemia del coronavirus ha sido la gota que les faltaba a muchos profesionales sanitarios de geriátricos para colmar el vaso y dar el paso de dejar su puesto de trabajo. Así lo indican varios representantes del sector de la enfermería en la Región de Murcia, quienes afirman que se ha producido un éxodo de enfermeras y auxiliares de enfermería de residencias de mayores, quienes han aprovechado la más mínima oportunidad para incorporarse a la Sanidad pública.

El presidente de la Sociedad Murciana de Enfermería Geriátrica y Gerontología, Carmelo Gómez, afirma que «el problema de las residencias no es nuevo, es algo que llevamos arrastrando desde hace años, pero la sobrecarga de trabajo derivada del covid ha sido la puntilla».

La principal causa es el exceso de horas y que están mal retribuidas, apunta la secretaria de organización del Sindicato de Enfermería Satse, Mercedes García.

No obstante, García considera que hay que diferenciar entre residencias públicas y privadas. «En las privadas se hacen más horas, están mal retribuidas y la falta de personal es abismal, lo que hace que en las épocas de verano o en la pandemia se las vean y se las deseen para poder atender a todos los residentes». Hay casos, indica, «en los que sólo se queda una enfermera por turno o ni tan siquiera hay enfermería por las noches con más de cien usuarios».

El IMAS, sin embargo, reconoce que «está mejor», pero la situación covid también ha puesto al límite a los profesionales de enfermería de los centros públicos, que son los que se han cargado la mayor parte del trabajo.

La secretaria de organización de Satse explica que ante esta situación muchas enfermeras y auxiliares que estaban en geriátricos aprovecharon que las bolsas de enfermería del Servicio Murciano de Salud (SMS) se quedaron a cero y necesitaban profesionales para «dar el salto» a Salud, ya que «las condiciones son mucho mejores».

Además de que en el SMS la enfermería está mejor pagada que en el sector de las residencias, donde un profesional puede cobrar unos 1.300 euros, según Carmelo Gómez. A estos profesionales también se les abona más por carrera profesional en Salud, donde están equiparados al personal sanitario, mientras que en las residencias la carrera profesional que cobran corresponde a la del grupo de administrativos.

Decretos sin actualizar

El presidente de la Sociedad Murciana de Enfermería Geriátrica y Gerontología considera que el gran problema de fondo de la situación laboral de la enfermería en el sector de las residencias es el decreto regional y el convenio nacional que las regula.

El decreto regional establece que en una residencia con cien ancianos el mínimo que debe cumplir son 5 horas de enfermería al día, «una cifra totalmente insuficiente que no permite prestar una asistencia de calidad».

A esto se sumaría el convenio nacional que regula las condiciones laborales «con una tabla salarial que no cubre los mínimos de dignidad, lo que hace que las enfermeras no tengan una situación laboral favorable que las fidelice», explica Gómez.

Otra queja que manifiesta la secretaria de organización de Satse es que toda la enfermería esté incluida en el grupo A2 cuando son profesionales que han hecho un grado de cuatro años, más dos años de formación EIR. «Tendrían que ser grupo A, pero no se les reconoce su formación, de ahí el malestar que hay en la profesión», señala.

En las residencias públicas de la Región hay unas 100 enfermeras y más de 900 auxiliares de enfermería, una plantilla que se reforzó en un 50 por ciento por la pandemia del coronavirus. «Pero con el descenso de casos parece que volvemos a las andadas y que no hemos aprendido nada de la pandemia para mejorar los equipos y la atención a los usuarios», denuncia Mercedes García.

En este caso, Carmelo Gómez explica que con la covid se ha visto la importancia real que tiene la enfermería, «pero pese a ello no se nos ha valorado profesionalmente, lo que ha hecho que muchas compañeras hayan dado el salto a la Sanidad pública, tanto en hospitales como centros de salud. Esta situación ha hecho que algunas de ellas dejaran sus puestos en residencias en medio de brotes importantes, una decisión que también hay que criticar porque no era el momento».

Lo que tiene claro es que la enfermería de geriátricos necesita de forma urgente un aumento salarial y «si el convenio nacional no funciona hay que trabajar por tener uno regional». Al tiempo que pide a los sindicatos una mayor implicación y que representen a todo el sector, no sólo al personal funcionario.