«Cualquier solución que busque corregir y no prevenir actuando sobre el origen del problema es un mero parche y será dinero público malgastado que no contribuirá a atajar el problema de raíz». Así de contundente se ha mostrado un grupo de seis doctores en ciencias con trayectoria investigadora en instituciones a nivel nacional e internacional sobre las propuestas del Gobierno regional para solucionar la crisis medioambiental que atraviesa el Mar Menor desde que hace diez días comenzara la mortalidad masiva de peces.

Este grupo está formado por el cartagenero Pablo Rodríguez Ros, ambientólogo y exasesor del Ministerio de Transición Ecológica; Daniel Bruno Collados y Cayetano Gutiérrez Cánovas, que forman parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas - CSIC; Fulgencio Lisón Gil, del departamento de Zoología de la Universidad de Concepción, en Chile; Félix Picazo Mota, del departamento de Ecología de la Universidad de Granada; y José Manuel Zamora Marín, del departamento de Zoología y Antropología Física de la UMU.

Estos expertos en diversos campos de investigación critican que algunos representantes políticos insistan en centrar el debate en las competencias de las distintas administraciones sin que haya «un plan claro de actuación basado en criterios científicos».

Es por ello que reiteran la importancia de atajar el problema de raíz: los nutrientes procedentes de la actividad agroindustrial del Campo de Cartagena, «principal responsable de la eutrofización de la laguna salada».

Desde su punto de vista, la solución pasa por un «escrupuloso» cumplimiento de la ley que erradique el regadío ilegal y «por adaptar la actividad agrícola a los límites que permite el entorno ambiental».

Puedes consultar aquí el texto íntegro con la opinión de los científicos.

Impacto negativo a otros sectores

El impacto negativo de la crisis del Mar Menor no se limita a los daños que sufre el ecosistema, sino que va más allá. Estos científicos recuerdan que sectores como el turismo, el comercio o la pesca también generan empleo y riqueza en la comarca y se están viendo profundamente dañados.

Así, subrayan que «el deterioro que supone la crisis de la laguna costera para la ‘marca Murcia’», tanto a nivel nacional como internacional y que puede traducirse en un descenso de turistas y piden a las administraciones que no se olviden de atender a estos otros sectores también «gravemente afectados» por la crisis ecológica.

En un comunicado donde explican desde un punto de vista científico la situación del Mar Menor y las soluciones viables para la laguna, insisten en la necesidad de abandonar «el debate falaz» entre agricultura o medio ambiente. Aunque matizan que «es la economía la que depende del medio ambiente, y no al revés».

Es por ello que inciden en que el actual modelo agrícola, además de tener un fuerte impacto en la laguna salada, «está suponiendo una profunda alteración de los ecosistemas terrestres de la comarca».

Por otro lado, reclaman que se instale un sistema de monitorización oceanográfica moderno para mejorar la capacidad predictiva y analítica de lo que sucede en el Mar Menor. «Es muy difícil comprender desde un punto de vista científico que un ecosistema en riesgo de hipoxia no disponga de mediciones de oxígeno continuas a diferentes profundidades y en distintas localizaciones».

También se han mostrado muy críticos con la actitud y las declaraciones del Gobierno regional, «que se negaba a reconocer la anoxia amparándose en la opinión de un número muy escaso de científicos. Tras cinco días de clamor científico, ciudadano y ecologista lo reconocieron», reprochan.

Además, ponen en duda al Comité de Asesoramiento Científico, al que acusan de falta de transparencia. «No ha parado de sufrir dimisiones en los últimos años, alegando la inutilidad operativa del propio órgano y la adopción de medidas por parte del Ejecutivo autonómico sin consenso previo». Asimismo, hacen hincapié en la necesidad de huir de ideas sin una base científica sólida como la propuesta por el propio Comité y la Comunidad de dragar las golas.

La propuesta del grupo de doctores en ciencias para recuperar el Mar Menor es tajante: «Aunque no es suficiente, ha de aplicarse la ley». Y es que reprochan que no se están cumpliendo muchos de los artículos de la Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor: «Ni se ha creado el Consejo del Mar Menor, ni se ha enviado el informe anual al Consejo de Gobierno, ni se han tramitado los expedientes sancionadores por cultivos ilegales».

El estado de la laguna

Aunque el número de peces que aparecen muertos en la orilla de las playas del Mar Menor ha bajado, estos siguen siendo retirados en arenales como el de Veneziola. No obstante, lo que ocurre en el fondo de la laguna sigue preocupando a la comunidad científica y a ecologistas. «Hay bolsas de aguas anóxicas en el interior de la laguna, con componentes tóxicos que afectan a la mortalidad de los peces. Vemos los peces muertos cuando esas masas se mueven hacia las playas, pero es la punta del iceberg», señala Miguel Vivas, técnico de IEO y miembro de Hippocampus, que coincide con el director de ANSE, Pedro García, en que «habrá que evaluar la mortalidad de la vegetación del fondo lagunar, que puede ser más peligrosa y desencadenar más mortandad en el Mar Menor».