El Mar Menor ha dicho «basta». Otra vez. Las imágenes que dejaron ayer las playas de la zona sur son absolutamente descorazonadoras. ¿Lo de 2019? Tan solo un aperitivo, un antepenúltimo (ojalá) grito de auxilio. ¿La causa? Según a quién preguntes (aunque en las últimas horas casi todos hablan de un nuevo episodio de anoxia). ¿Los culpables? Pues..., otro tanto los mismo: la pelota sigue saltando de un tejado a otro mientras vecinos, servicios de limpieza y brigadas forestales llenan cubos y cubetas con crustáceos y peces (ahora sí: de pequeño y gran tamaño) muertos. Esta es la cronología, hasta hoy, de una nueva catástrofe natural.

Día 1: lunes, 16 de agosto

Los arenales de Los Nietos, Los Urrutias, Mar de Cristal y la Cala del Pino amanecen cubiertos con los restos mortales de miles de peces. Rápidamente, Medio Ambiente moviliza a sus operarios para que limpien la zona y las playas puedan volver lo antes posible a la normalidad. Investigadores del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor (duramente criticado por organizaciones ecologistas como la Asociación Naturalistas del Sureste, ANSE) descartan que se trate de un episodio de anoxia; hablan de una reducción del nivel de oxígeno como consecuencia de las altas temperaturas. Posición secundada por el Gobierno regional, encarnado en la figura de la portavoz popular, Miriam Guardiola. ¿La culpa? De Pedro Sánchez: «El Gobierno de España ha abandonado al Mar Menor, ya que cuenta con el 80% de las competencias, y no ha hecho nada por su recuperación», apunta.

Día 2: martes, 17 de agosto

Ya durante el mismo lunes hay voces que rechazan la versión oficial. Juan Manuel Ruiz, del Instituto Español de Oceanografía, descarta que las altas temperaturas sean las responsables; si acaso, el desencadenante. Manuel Vivas, de la Asociación Hippocampus, señala que algo se está gestando «en el interior de la cubeta»: «Los peces huyen hasta que se topan con la orilla y no tienen escapatoria». Por último, Ramón Pagán, portavoz de Pacto por el Mar Menor, se muestra tajante y, a la postre, premonitorio: «Podemos pasar a un escenario de anoxia y de mortandad masiva. La fase final de eutrofización es muy rápida. Se llega al colapso en cuestión de días». El martes, playas como la de La Gola demostraban que, efectivamente, no había sido un hecho aislado.

ANSE y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) insistían en que el Mar Menor había vuelto a sufrir un episodio de anoxia; mientras, el Comité de Asesoramiento Científico –en voz de Ángel Pérez Ruzafa– anunciaba que se habían detectado «dos puntos concretos» en los que el nivel de oxígeno era «ligeramente escaso» (hipoxia). Por su parte, el Gobierno regional pedía a la Fiscalía que investigara a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, «por su inacción y falta de aplicación de medidas para recuperar la laguna».

Día 3: miércoles, 18 de agosto

El Mar Menor ofrece una pequeña tregua. Las olas siguen arrastrando hasta la arena los restos de cientos de peces muertos (en la playa de Cavanna, la de los Alemanes, en el entorno de la Gola de Marchamalo, en la Isla del Ciervo y en la Cala del Pino), pero parece que lo peor ha pasado; al menos, en la costa. Porque las aguas siguen revueltas en el terreno político: el PP vuelve a exigir al Gobierno de Pedro Sánchez «acciones inmediatas» y el PSOE pide la dimisión del consejero de Medio Ambiente, Antonio Luengo. Entre medias, el Instituto Español de Oceanografía se reafirma en su postura: con un mar que sufre una eutrofización crónica y que ha recibido una importante carga de nutrientes (vía ramblas o subterránea) en los últimos meses, «las altas temperaturas serían solo uno de los diversos factores» que pueden haber dado lugar a la mortandad masiva de la laguna. Y añade: «La anoxia podría estar entre esos factores».

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Las imágenes de la crisis del Mar Menor que quedarán grabadas en tu retina Iván Urquízar

Día 4: jueves, 19 de agosto

El pesimismo se apodera de los expertos. Las previsiones no son buenas, el estado de salud de la laguna es más delicado que nunca y los viejos fantasmas del pasado visitan a la comunidad científica: la gota fría, ‘culpable’ del mediático episodio de 2019, preocupa (y mucho). «Si se produce alguna antes de octubre vamos a tener un problema otra vez. Pero muy importante», admite Ruzafa. La situación es crítica y, por primera vez, el Gobierno regional da la razón a los ecologistas solicitando al Estado «un protocolo para hacer frente a un posible caso de anoxia». Pero, insisten: «El Ejecutivo nacional es el que tiene las competencias para realizar las actuaciones que considere necesarias para paliar los daños que este nuevo episodio pueda provocar sobre el ecosistema». Además, tras cuatro días «desaparecido», el presidente autonómico, Fernando López Miras, reaparece surcando la laguna en una embarcación junto al científico Javier Gilabert. No hace declaraciones.

Día 5: viernes, 20 de agosto

Confirmación de una muerte anunciada. «Es un bofetón de la naturaleza a la Comunidad», señalaba ANSE. Cientos de miles de peces muertos cubrían las playas y el líder del regional convocaba, por fin, una rueda de prensa para comparecer ante los medios. La pelota estaba en su tejado, y la jugó. O la quiso jugar: reclamó la totalidad de las competencias sobre la laguna (porque hasta ahora, recuerden, la culpa era de Sánchez). «Si no lo van a hacer ellos, que nos dejen a nosotros», dijo. Al menos así se cerraría el «debate competencial». Veremos. Por lo pronto, el balón ha llegado a los pies de la ministra.