Con el recuerdo aún muy vivo del episodio de anoxia sufrido en octubre de 2019 en el Mar Menor, los hosteleros de los municipios ribereños siguieron con miedo ayer la evolución de la laguna tras la aparición de miles de peces muertos en los municipios de Los Nietos, Los Urrutias y Mar de Cristal. «Nos preocupa. En 2019 parecía que iba a ser un hecho puntual, pero comenzamos a tener la sensación de que se intenta normalizar», explica Juan José López, presidente de Hostecar, la Asociación de Empresarios de Hostelería y Alojamientos Turísticos de Cartagena y su comarca.

Los pequeños empresarios de la zona, que viven en gran parte del turismo que hasta ahora atraía la laguna salada, reconocen que el escenario que tienen por delante no es optimista. Tras sufrir los efectos de la gota fría, que azotó con fuerza la zona, reclamaron ayudas y soluciones para revertir la situación del Mar Menor, sin embargo, «nos encontramos con poca intención política para arreglarlo, si no más bien de sacarle rédito».

López reconoce que el sector está «cansado de declaraciones cruzadas. A los que somos empresarios que vivimos en la zona del Mar Menor, de la costa, nos preocupa mucho la imagen que se está mandando al exterior».

La economía en el área del Mar Menor depende en gran medida del turismo, que no se ha visto afectado por la aparición de los peces muertos encontrados ayer en distintos arenales. La presidenta de la Asociación de Hosteleros de la Costa Cálida, Soledad Díaz, afirma que «de momento no ha habido una mala respuesta por parte de los turistas. No se ha traducido en cancelaciones y esperamos que no ocurra». No obstante, admite que «imágenes como las del lunes no son agradables ni fáciles de ver» y reconoce que de repetirse podría convertirse en un problema mayor para hoteles y otros alojamientos turísticos.

Es por eso que Díaz incide en la necesidad de enviar un mensaje claro sobre la importancia de cuidar del ecosistema ya que «nuestra obligación es proteger el medio ambiente, y mucho, al margen del turismo».

Los chiringuitos que nadie quiere

Donde sí está afectando ya la mala publicidad que tiene el Mar Menor desde hace un lustro, cuando apareció la conocida como ‘sopa verde’, es en el ámbito de la restauración. Una prueba de ello, como indica Juan José López, son los chiringuitos de zonas como Los Urrutias, El Carmolí, Los Nietos o Punta Brava. «No los licita nadie. Pero quién los va a querer si ven la situación en la zona, con casas cerradas, alto grado de ocupación, donde la gente ha ido toda la vida a bañarse y ya no quiere ir porque es imposible el baño».

López explica que «la gente saca la foto bonita de la playa de La Manga o de partes más saneadas del Mar Menor, pero el resto es un desastre porque ya no quedan locales abiertos, ya no hay comercio, ya no queda nada. El precio de la vivienda está en el suelo, nadie quiere comprar».

Sin visos de mejora

Los empresarios que trabajan en la zona se sienten «totalmente abandonados, más desde 2019», y exigen a los políticos medidas urgentes, «hartos de ver cómo dejan que el Mar Menor vaya muriendo. Vienen a echarse la foto en verano y el resto del tiempo se echan la culpa unos a otros».

El presidente de Hostecar señala directamente a las administraciones y reconoce que la agricultura intensiva, tan cerca de la laguna y sin límites «está ahí porque se ha permitido con las políticas de las últimas décadas. Se les ha dado prioridad. Nosotros no queremos un combate entre sectores, sino que hagan algo. No entendemos de política, solo sabemos que nuestros negocios se abren y hay cada vez menos gente en la puerta. Con lo cual tenemos que ir cerrando», lamenta.

Desde Hostecar advierten de que los empresarios de la costa se han ido desplazando en los últimos años hacia el ‘Mar Mayor’. «Es el síntoma más claro. Se van a zonas más bonitas porque en la zona sur del Mar Menor cuesta que haya gente que quiera cogerlos porque ya nadie va», lamenta López.